Entusiasmo. Las clases en la Escuela de Fútbol Enzo Núñez son lunes, miércoles y viernes, pero los chicos concurren todos los días a la cancha a entrenar bajo la dirección de Alejandro Ferreira.


Nunca imaginó que su pasión se convertiría en su motor de vida y que no sólo lo ayudaría a superar una difícil situación personal, sino que además serviría para darles alegría a los niños. Alejandro Ferreira, de 44 años, tras quedar con discapacidad por un problema de columna cayó en depresión de la cual salió tras fundar una escuelita de fútbol para chicos carenciados de Chimbas. Vive en el Barrio Talacasto y usa la canchita del lugar para entrenarlos con los pocos medios con los que cuenta. Su equipo ya participó en algunos campeonatos.

"El fútbol y la emoción de estos chicos me devolvieron las ganas de vivir", dijo Alejandro para comenzar a contar su historia. Hasta el 2005 su vida transcurrió sin grandes contratiempos. De día trabajaba en un hipermercado, mientras que de noche participaba de los campeonatos de fútbol organizados por el Sindicato de Empleados de Comercio. Fue hasta que el dolor de espalda y los mareos comenzaron a intensificarse. Le diagnosticaron una hernia en la columna que le aprisionaba el nervio ciático que, de no solucionarse, podía dejarlo paralítico. "En el 2007 me hicieron la primera cirugía, pero no tuve mejoría por lo que a los años me hicieron una más, tampoco con buenos resultados. En el 2015 me indicaron una nueva cirugía y ahí mi mundo comenzó a venirse abajo", sostuvo.

Antes de la tercera operación lo dejaron cesante en el trabajo y eso, más el miedo de quedar paralítico, le provocó depresión. La operación salió bien, pero aún así Alejandro no pudo volver a trabajar y recibió una jubilación por discapacidad. "No quería ni salir de mi casa y me conformaba con mirar por la ventana. Así vi cómo un grupo de niños venía a jugar a la pelota en la canchita del barrio con zapatillas rotas, una pelota de plástico y sin que nadie los guiara. Entonces decidí entrenarlos. A fines del año pasado fundamos la Escuela de Fútbol Enzo Núñez, nombre de un chico del barrio, apasionado por el fútbol, que murió a los 19 años por una enfermedad en la sangre. Actualmente son 20 los chicos, de entre 6 y 15 años, que asisten a esta escuelita y que con su entusiasmo hacen que me olvide de mis dolores y penas", dijo Ferreira.

  • Pedido de ayuda

Los chicos que asisten a la Escuela de Fútbol Enzo Núñez, de Chimbas, tienen una sola pelota para entrenar. Además, no tienen camisetas para todos los integrantes del equipo y comparten las zapatillas cada vez que compiten en algún torneo. Las clases las toman en la cancha del Barrio Talacasto que no tiene techo, los días lunes, miércoles y viernes, por la tarde. Quienes deseen colaborar con esta Escuela de Fútbol pueden comunicarse al 2645771416 o acercar sus donaciones por la casa de Alejandro Pereira, que se encuentra en la Manzana H, Casa 7 del barrio mencionado.

  • Un servicio más

Patricia Romero, esposa de Alejandro Ferreira, preside la Unión Vecinal del Barrio Talacasto, en Chimbas. Allí, en octubre del año pasado se puso en marcha un merendero al que actualmente asisten 180 chicos de escasos recursos. Inicialmente asistían 130 niños, pero con el correr de los meses se fueron sumando otros. Debido al aumento en la demanda, a veces falta leche para darles a todos. Es por eso que también piden la colaboración de la comunidad para poder continuar con este servicio. La ayuda se puede acercar por la sede de la Unión Vecinal de este barrio.