La crisis económica derivada o agudizada por la pandemia del coronavirus golpeó este año a todos los entramados productivos de la provincia, pero hubo algunos en los cuales la magnitud del impacto fue mucho mayor, y aún continúan en terapia intensiva. Hay dos sectores a los que les fue peor: uno es el comercio y el otro el turismo representado este último por las agencias de viajes, hotelería y gastronomía. El primero fue impactado no sólo por el cierre al que fue obligado por la pandemia, sino tras su reapertura, por la pérdida del poder adquisitivo que hizo caer las ventas peor de lo que venían, por la inflación y por la recesión. El segundo se desmoronó por el cese sin precedentes de los viajes y las reuniones. 


Entre los que menos resultaron afectados se encuentran la minería, la construcción y la industria, y también todas las actividades agrícolas, agroexportadoras y de alimentos. Se trata de situaciones dispares en el marco de una crisis que, naturalmente, tiene un importante impacto regresivo en términos generales. 


El sector turístico se vio muy resentido por la emergencia sanitaria. Tras el cierre dispuesto en todo el país en marzo, recién volvió a San Juan algo de turismo interno en julio, que volvió a suspenderse en agosto tras un brote de Covid-19 en que la provincia regresó a Fase 1. El 28 de octubre volvió a autorizarse la actividad, y los viajes entre provincias recién se reanudaron a fines del mes siguiente. 


Casi lo mismo sucedió con restaurantes y bares. Para Favio Nievas, presidente de la Sociedad Hotelero Gastronómica de San Juan, este sector "cayó ocho veces más que el promedio de la economía", y calificó a la crisis hotelera como "la peor, con un 65% de hoteles cerrados". Añadió que hubo una caída del 96% de la ocupación hotelera durante el año, ya que unos pocos estuvieron ocupados por repatriados o aislados. Además Nievas indicó que el 86% está endeudado, y apenas un 34% recibió reservas con el programa Previaje. "Necesitamos la prórroga de la ley de sostenimiento y reactivación productiva de la actividad turística urgente", señaló. 


Hermes Rodríguez, desde la Cámara de Comercio de San Juan, calificó al 2020 como el año de la peor crisis en 30 años, con cierres de negocios emblemáticos en la provincia y pérdida de puestos laborales. Indicó que en el último año hay un 32% más de locales desocupados sólo en el microcentro, y de esos, el 50% no estará nunca más en la actividad. "La inflación, la recesión y la pérdida del poder adquisitivo han sido el certificado de defunción para muchos comerciantes", dijo. Admitió que han recibido ayuda nacional, provincial y municipal que resultó insuficiente, y respecto a los impuestos, pese a que hubo moratoria, planes de financiación y créditos, "las tasas fueron excesivamente altas". El sector acumula una caída promedio histórica de ventas, del 33% de enero a noviembre. "'Hemos recurrido a todo tipo de ofertas, rebajas, outlet, trabajar los feriados, pero nada alcanzó", lamentó. 

En pie. No sólo la continuidad de la obra pública fortaleció a la industria de la construcción, también lo hizo el crecimiento de las obras privadas. Pero eso a su vez hizo subir mucho el precio de los materiales.
  • MENOS AFECTADOS

La industria sanjuanina muestra un comportamiento dispar, entre los rubros considerados esenciales -como todos los relacionados con la construcción, alimentos y salud- que siguieron trabajando, y aquellos que debieron cerrar. A la hora del balance, el presidente de la Unión Industrial de San Juan, Hugo Goransky, dijo que los empresarios pudieron sobreponerse "a uno de los años mas difíciles que se recuerda', y que en general, han podido mantener las plantas fabriles y los puestos de trabajo, con perseverancia y compromiso de empresarios y trabajadores. "Incluso algunos siguieron invirtiendo pensando que Argentina necesita justamente producir y transformar las materias primas como única posibilidad de salir adelante", dijo. 


Otro industrial, Gustavo Fernández, consideró que "en general ha sido un año malo, porque termina varios puntos por debajo del nivel de actividad del 2019". No obstante reconoció que hay sectores como el vinculado a la actividad de la construcción y a los productos de terminaciones de obra, donde la demanda ha crecido, y hasta superó los niveles del 2019. Efectivamente, la construcción es otro nicho que sale airoso de la pandemia, porque aunque los ritmos de la obra publica se vieron impactados, las obras se mantuvieron. Paralelamente, quienes tenían dólares ahorrados aprovecharon para hacer ampliaciones o terminar obras privadas. "'Fue un año extraordinario en todo sentido", dijo Julián Rins, presidente de la Cámara Argentina de la Construcción, quien elogió la continuidad de la obra pública en la pandemia. "Es un logro muy importante de un trabajo conjunto de las empresas, el sindicato y el gobierno de poder acordar pautas de trabajo que permiten mantener la fuente de trabajo y las obras en funcionamiento aunque sea en condiciones de menor avance", agregó. 


Rins destacó la movilización de la obra particular, con ampliaciones de casas y mucha construcción de piscinas, lo que impactó en una mayor venta de materiales de construcción, en su escasez y también en el aumento de precios que registran. 


Mario Hernández, desde la Cámara Minera, destacó que se haya declarado "esencial" a la minería apenas iniciada la pandemia, lo que permitió recuperar rápido la actividad que más empleo genera en San Juan. "Estamos cerrando el año con un promedio de 90 a 95% de gente trabajando respecto a lo que originalmente estaba planificado", graficó. Además, dijo que como el empleo es local, no afectó el cierre de fronteras, y las mineras trabajaron bien con la realización de hisopados a los trabajadores y pocos contagios en las minas. Por todos esos factores, aseguró que San Juan es la provincia que más producción minera logró en pandemia, en términos porcentuales respecto de otras provincias.

  • Agroindustria en alza

Todas las actividades relacionadas al campo salen airosas este 2020. Desde la Asociación de Viñateros Independientes, Juan José Ramos destacó que la vitivinicultura mejoró su situación en casi todos los frentes: mayor exportación de vinos fraccionados y a granel y el mosto; mayor consumo en el mercado interno. Además, se redujeron los sobrestocks y los precios del vino y del mosto de los viñateros subieron sustancialmente sin llegar aún a ser rentables. Las bodegas vendieron más al mercado interno y externo, aunque este ultimo nicho, dicen que lo hicieron a menor precio y ganaron menos, según advirtió Mario Pulenta, desde la Cámara Bodeguera. Gonzalo Lenzano, presidente de la Cámara Olivícola, opinó que este ha sido un año "muy bueno", ya que en el caso del aceite se vendió el stock, no hay disponible prácticamente o queda muy poco; y la aceituna conservera también se está vendiendo. Agregó que los precios de ambos productos también han subido. "Pudimos mantener un desempeño razonable a pesar de los problemas de competitividad que persisten y hasta se profundizan", completó el presidente de la Cámara de Comercio Exterior, Antonio Giménez.