Hace dos años, los vecinos del Barrio Las Moritas, en Caucete, empezaron a pedirle al municipio que instalara juegos para que los 200 chicos que viven en este lugar puedan divertirse. Tras los reiterados pedidos lograron que colocaran un tobogán. Pero el municipio lo puso en un descampado, a pleno sol y entre las espinas. Fue el viernes pasado, a días de que Julián Gil dejara la intendencia. En el lugar también pusieron un aparato para hacer gimnasia y otras estructuras de caño que nadie sabe para qué sirven.

Jugar en el tobogán es una tarea casi imposible para los chicos. En este descampado no hay césped ni árboles y el sol da directo. La chapa de la rampa se calienta tanto que no se puede ni siquiera tocar. Es por eso que los chicos se deslizan parados para no quemarse, con el riesgo de sufrir una caída. Y, de noche, tampoco pueden divertirse en este juego. El fundamento: no hay luz en el lugar y hay temor de que algún "bicho" los pique. "Esto parece una burla. En el barrio hay una plazoleta chiquita donde se podrían haber colocado algunos juegos. Pero pusieron uno solo y en medio del basural. Con esto Gil nos trató peor que animales", dijo Yésica Olivares, la vecina que gestionó los juegos en el municipio y que tiene a cargo el merendero del barrio.

Ella fue también quien lideró el grupo de madres que conformaron una cuadrilla decididas a revertir en parte esta situación. Comenzaron a limpiar el sector del descampado donde está el tobogán y los demás aparatos. "Muchas veces le pedimos al municipio que mandara una máquina para que sacara las espinas y compactara el guadal de tierra que hay, pero nunca lo hicieron. Por eso el domingo por la noche empezamos a quemar un poco las espinas y sacar la demás basura, pero no es la mejor solución", dijo Adriana Herrera, otras de las vecinas.

Iluminación, forestación o que instalen el tobogán en la plazoleta del barrio, son los reclamos que harán estos vecinos a las nuevas autoridades municipales. Mientras, fabricarán un par de columpios para colgar de las estructuras de caño que no saben para qué están allí.