"Tengo un nene de 4 años y no dejo que salga solo a la puerta de mi casa" y "cuando mis chicos van a la escuela los acompaño para que no tengan que bajar solos por las escaleras" fueron algunas de las cosas que dijeron los vecinos del barrio Juana Manso, en Rawson. Es que, producto del vandalismo, muchos monoblocks no tienen las barandas en los descansos de las escaleras y otros sólo tienen algunos hierros o alambres rotos, que tampoco sirven de contención. En el barrio viven unas 1.400 personas y unas 350 son las que sufren de manera directa la falta de barandas en las escaleras. Este complejo habitacional está ubicado en los alrededores de calles Doctor Ortega y Vidart. Tienen miedo de que algún chico salga muy lastimado debido a la falta de barandas o que ocurra una desgracia. "Hace unos meses, una familia se mudó del barrio porque su hijo se cayó del segundo piso. El nene estuvo varias semanas internado grave pero se salvó. Esa gente colocó unas barandas improvisadas pero eso tampoco sirvió para evitar ese accidente", comentó Belén Arroyo, una vecina que tiene 3 chicos y que les pide a sus hijos que tengan mucha precaución cuando suben o bajan las escaleras para llegar hasta su departamento. Otros vecinos recordaron a la perfección el día que el pequeño, que dicen tenía en ese momento unos 4 años, cayó. Es más, la gente de la zona comentó que al igual que la familia que se fue del barrio porque se les cayó un niño, hubo otras que se fueron por miedo a que sus hijos también sufrieran algún tipo de accidente. "No queremos que alguien muera. Los chicos corren por todos lados, ellos no son conscientes del peligro. Hasta un adulto puede tropezar y caer", dijo Romina Zapata, una mamá de dos chicos de 7 y 9 años. 

Un riesgo absoluto. Hay una zona del barrio en la que directamente ningún monoblock tiene barandas en condiciones: o no están o no tienen el alambrado.

Según los vecinos del barrio, la falta de barandas es un problema que sufren desde hace varios meses. Sin embargo, aseguraron que fue agravándose con el paso del tiempo. La misma gente de la zona dijo incluso que ellos no entienden para qué rompen o se roban los alambres que forman parte de las barandas. "No sabemos si es por hacer daño o por alguna otra razón. Pero hay torres que no tienen ni una baranda. Tampoco sabemos si es algo que hacen chicos más grandes del barrio o de otras zonas, con el solo hecho de hacernos daño", agregó María de los Ángeles Ahumada, que tiene 5 hijos de entre 13 y 6 años y que tampoco los deja salir solos por miedo de que se caigan. Al igual que ella, otras personas que viven en el barrio comentaron que en las noches suelen sentir algunos ruidos en las escaleras, pero que no salen a ver qué pasa por miedo a que les hagan algo. Es que, según dicen, la zona no es muy segura.