Según explicó Cecilia Apaldetti, el hallazgo de este fósil fue algo que no esperaban, no sólo por el enorme tamaño, sino por las particularidades que presentó la especie.


Los autores de la investigación creen que Ingentia llegó a tener una masa corporal de unas 10 toneladas, aproximadamente el peso de 2 o 3 elefantes. "Se trata de un verdadero gigante, sobre todo, para aquel momento de la evolución donde la mayoría de los animales que coexistían no pasaban los dos metros de altura y los más grandes llegaban, como mucho, a tres toneladas", remarcó la investigadora, y agregó que "por eso vemos en Ingentia prima el origen del gigantismo, los primeros pasos para que, más de 100 millones de años después, llegaran a existir saurópodos de hasta 70 toneladas, como Argentinosaurus o Patagotitan, del sur argentino". 


La investigación también determinó que la respiración con sacos de aire le permite a los vertebrados tener aire oxigenado de reserva, lo que, en el caso particular de Ingentia, podría haber favorecido a aumentar la perdida de calor y a aligerar su peso, rasgos que probablemente colaboraron para que esta especie adquiriera un mayor tamaño corporal.


"Todo lo que encontramos en Balde de Leyes nos sorprende. Pero esto superó nuestras expectativas. Es un descubrimiento que sin duda tiene un importante impacto mundial", aseguró la investigadora al frente del proyecto.


> La especie

Ingentia no está solo en el mundo. Si bien esta especie dio un remezón a todo lo conocido hasta ahora respecto a los dinosaurios gigantes, su hallazgo posibilitó reconocer a una familia a la cual se pueden emparentar dinosaurios que hasta ahora estaban "alejados evolutivamente" de otras familias conocidas.


> Otros parientes

El estudio revela que la nueva especie se encuentra cercanamente emparentada a una especie ya conocida del Triásico de la Argentina y otra de Sudáfrica, lo que llevó a definir una nueva familia de dinosaurios: Lessemsauridae. Lo que distingue a las especies de este nuevo grupo es una estrategia de crecimiento novedosa.


> La importancia

El descubrimiento de esta nueva especie del Triásico tiene una gran implicancia para la historia evolutiva, porque se corresponde a la primera etapa de los dinosaurios, es decir que estos animales aparecieron y en unos pocos millones de años ya eran capaces de adquirir tamaños enormes. 


Balde de Leyes, nuevo Ischigualasto

En plena tarea. Ricardo Martínez y Cecilia Apaldetti realizaron la campaña del hallazgo en 2015. Luego de desenterrar el fósil comenzaron los estudios.

Los investigadores del Museo de Ciencias Naturales que depende de la UNSJ realizan investigaciones en Balde de Leyes desde 2001. Los descubrimientos más importantes los comenzaron a realizar a partir del 2014, y rescataron más de 300 especímenes.


Los científicos encontraron en este lugar una fauna nueva, no sólo de dinosaurios, sino de una fauna desconocida hasta ahora en el mundo que data de unos 200 millones de años. Fue en 2012 cuando se encontró el primer gran yacimiento.


No se puede precisar la extensión que tiene el yacimiento porque todavía están en plena etapa de exploración científica de toda la zona.


Además de Ingentia, Balde de Leyes dio a conocer, el año pasado, al carnívoro Lucianovenator bonoi. "Lucianovenator e Ingentia son de la misma época", contó Martínez. El primero no era muy grande, era un ágil cazador y podría haberse alimentado de Ingentia, tal vez realizando un ataque grupal o aprovechando que algún individuo de Ingentia estuviera herido o en la vejez. Ricardo Martínez contó que en ese lugar también se encontraron dientes que pertenecen a un carnívoro con un cráneo de entre 60 y 80 centímetros, por lo que sabe que había un predador más grande dando vueltas por allí y que podría haber sido un terópodo (dinosaurio carnívoro) o algún predecesor de los cocodrilos.


Con cada nueva campaña, continúan apareciendo más especies y grupos. Respecto a cómo era el ambiente en aquel entonces, Martínez indicó que la temperatura era más elevada y el clima variaba mucho entre las estaciones.


Ingentia, un herbívoro de gran tamaño, debía tener vegetación suficiente para que pudiera alimentarse. El sitio era una especie de sabana a fines del Triásico. Además de los dinosaurios que fueron descubiertos, también había iguanas gigantes, tortugas y algunos cinodontes pequeños, muy parecidos a roedores, que están vinculados al origen de mamíferos. A medida que se aproximaba el final del Triásico, el ambiente se volvió más árido, lo cual terminó provocando una serie de extinciones que culminarían hace 200 millones de años.