Espectáculo. Los promesantes de la Patrona de la comunidad boliviana coparon tres cuadras con su baile en honor a la Virgen. Fue ayer durante las fiestas de Nuestra Señora de Copacabana.

Mientras primeros promesantes llegaron hasta Avenida Ignacio de la Roza y Sarmiento, aún quedaba un grupo en la esquina de Mendoza y Rivadavia sin poder salir a bailar en honor de la Virgen. Ayer se realizó la fiesta en honor a la Virgen de la Candelaria, Nuestra Señora de Copacabana, Patrona de la comunidad boliviana, que este año contó con la participación de unos 800 danzantes, 200 más que el año pasado, según los organizadores. Desde San Luis, Mendoza y La Rioja llegaron devotos para demostrar su fe bailando, que se sumaron a los locales. La celebración arrancó en la Catedral donde se celebró la misa y continuó en la Villa Saffe, en Capital.


Este año el baile de los danzantes arrancó en tandas debido a la cantidad. Primero arrancaron los niños, seguidos de una de las agrupaciones integradas por mujeres mayores. Todos con una característica en común: la espectacularidad de los trajes que derrocharon color y brillo.


Luego bailaron los jóvenes, dejando un poco de distancia entre los grupos, para poder bailar con comodidad y despliegue y evitar que la música de uno opacara a la de otro. Esto hizo que los promesantes coparan tres cuadras con su baile de fe y agradecimiento. 


Todos bailaron con la misma energía desde el comienzo hasta el fin a pesar de que la circulación fue lenta debido a la cantidad de bailarines. Algunos permanecieron hasta 5 minutos bailando en el mismo sitio porque les fue imposible avanzar. Esto resultó beneficioso para los curiosos que se acercaron a ver el espectáculo, ya que tuvieron tiempo para fotografiar a los bailarines y hasta de hacerse una selfie con ellos de fondo.


Los danzantes bailaron por casi una hora para deleite de la gente que se agolpó a ambos lados de la avenida Central para verlos.
 

Algunos detalles

Lleno total

Como en el interior de la Iglesia Catedral no quedó lugar disponible, varios de los danzantes se instalaron en la Plaza 25. Aprovecharon para tomarse fotos junto a la fuente. 

Más color

No sólo los trajes de los danzantes derrocharon brillo y color, sino también los hicieron los vehículos que participaron en la caravana en honor a la Virgen que fueron ornamentados para la ocasión.

Para compartir

Como todos los años, la familia Aguilar Franco, organizadora de la fiesta en honor a la Virgen, organizó un almuerzo para todos los danzantes y visitantes. Almorzaron pollo con ensalada.

Templo propio

El año pasado la familia Aguilar Franco, con esfuerzo propio, inició la construcción de una capilla en honor a la Virgen de la Candelaria. El templo ya está a la altura del techo.

Los momentos

Hermandad entre pueblos

Luego de finalizada la misa en la Catedral se instaló la imagen de la Virgen de la Candelaria en el atrio del templo. Allí todos los presentes entonaron primero el Himno Nacional argentino y luego el Himno Nacional de Bolivia. Cuando finalizó este acto de hermandad volaron miles de papelitos rojos, verdes y amarillos, colores de la bandera boliviana.
 
Por la alegría y la fortaleza

Durante la misa en honor a Nuestra Señora de Copacabana se rezó para pedirle a Jesús su bendición para superar el miedo, la tristeza y el desánimo que provoca los problemas sociales tanto en Argentina como en otros países latinoamericanos. La comunidad boliviana entregó como ofrenda una caja con alimentos para repartir entre personas de escasos recursos.
 
Principal atracción

Los niños danzantes se convirtieron en una de las principales atracciones de la fiesta en honor a la Virgen de la Candelaria. También lucieron trajes coloridos y brillosos, y bailaron con la misma energía que los jóvenes y adultos. La gente se agolpó alrededor de los pequeños promesantes para poder tomarles una fotos y filmarlos en plena acción. Los niños abrieron el baile.