Elaborar una revista con alumnos conflictivos, crear una base de datos interactiva de poesía experimental, compartir contenidos y publicar de forma innovadora un CD, son tan sólo algunos de los usos que ya le han dado diferentes profesionales a la plataforma Documenta.

La heterogénea lista podría continuar hasta más de 4.300 implementaciones del producto. Este número no es casual: es la cantidad de usuarios que ya emplean Documenta para elaborar su único y atractivo trabajo multimedia con esta nueva aplicación para todos los públicos, concebida y desarrollada desde el ámbito artístico.

"Es un programa que ofrece un espacio virtual audiovisual donde puede crear, publicar y compartir, o no, sus contenidos multimedia", afirman Cristina Casanova y Andrea Contino, creadores del programa, desarrollado durante tres años con seis colaboradores.

"Es totalmente intuitivo, capaz de gestionar y convertir prácticamente todos los formatos existentes. Además permite la personalización de cada página. No hay plantillas, no es otro PowerPoint, es una herramienta que implica nuevas formas de concebir la comunicación, en relación a las exigencias individuales", indica Casanova.

Conocida por realizar durante diez años las producciones para Internet de La Fura dels Baus, Casanova trabaja desde 2003 con Andrea Contino, especializado en psicología del arte y proyectos que exploran las vertientes pedagógicas de la creación. Antes de Documenta, desarrollaron Improvisa, una aplicación online que permite crear composiciones audiovisuales usando el teclado del ordenador como si se tratara de un piano. "Ambos software no requieren ningún conocimiento de programación previo", dice Casanova.

"Al principio la libertad creativa puede asustar, pero finalmente es lo que más motiva. En mi caso necesitaba una plataforma capaz de aglutinar a 13 adolescentes con graves problemas de conducta y aprendizaje. Así que decidimos utilizar Documenta para hacer una revista online y ha sido un éxito", explica Mireia Hueste. Para acceder a Documenta existen dos tipos de licencia: la individual, que cuesta 137 dólares al año, y la colectiva, dirigida a escuelas y grupos de trabajo, que cuesta siete dólares por persona y año. "Es extremadamente versátil", asegura el artista sonoro Ferran Fages. Confirman sus palabras un grupo de comadronas mexicanas que lo utiliza para transmitir sus prácticas ancestrales a un gran número de escuelas y universidades.

Documenta, disponible en castellano, inglés y catalán, ha conquistado el ámbito institucional, como demuestra Tutorías de arte, un programa de divulgación escolar de distintos museos.