Aparentemente un hecho banal -como el que trascendió respecto de un funcionario nacional que quiso aprovechar sus vacaciones en Miami y traerse algunas camisas importadas, pero tuvo que desistir de parte de la compra para no exceder el límite de 300 dólares para compras en el exterior- fue el puntapié inicial para que los técnicos de la Secretaría de Comercio de la Nación y la AFIP se pusieran a estudiar la posibilidad de flexibilizar el tope de la franquicia por vía aérea y marítima, que está fijada en U$S 300 por persona y en U$S 150 para menores de 16 años. En el caso del transporte fluvial y terrestre, el límite baja a U$S 150 por pasajero y U$S 75 para menores de 16 años, según está establecido. Aún no han dado a conocer mayores detalles de los nuevos montos.
El viajero que supera estos límites fijados, se ve obligado a pagar al fisco un recargo de 50% del valor de sus compras.
De todos modos, hay un modo de ampliar las compras permitidas: si los viajeros realizan parte de sus compras en los Free Shops de Ezeiza y Aeroparque, por ejemplo. En estos locales hay un franquicia adicional de U$SD 300 por pasajero y de U$S 150 para los menores. Por lo tanto, un matrimonio con dos hijos menores pueden ingresar un total de compras desde el exterior de U$S 900, más otros U$S 900 que pueden gastar en el aeropuerto.
Los cambios que se están pensando en las franquicias están en sintonía con las políticas que desde diciembre el gobierno nacional está llevando adelante en materia de administración del comercio exterior. Tras la devaluación y la unificación del tipo de cambio, el Poder Ejecutivo ya ordenó la eliminación de las retenciones del 35% para las compras con tarjeta de crédito en el exterior, y el 20% que regía para la adquisición de dólar ahorro.