Al llegar a esta época del año muchas personas se sienten agotadas, con falta de creatividad para resolver problemas o están irritables. A éste estado se lo conoce como burnout o síndrome del quemado.

Para poder enfrentar el final de año y el estrés del camino recorrido, lo primero que debemos hacer es planificar el día, eso nos va a dar tranquilidad y si uno ama lo que hace es difícil que se estrese.

Ahora, cuando llega fin de año, la mayoría de las personas dicen, ‘tengo que hacer una evaluación de qué logré y no logré’, sin embargo hay que entender que siempre tenemos que saldar, eso quiere decir que al final del día debemos ver lo que no logramos, tenemos que ver qué es lo que sí logramos, porque si nos paramos en el fracaso ¿de dónde vamos a sacar fuerzas para cambiarlo?… En cambio si digo, esto me salió mal, pero esto lo hice bien, desde lo que sí logre voy a sacar fuerzas para modificar el resto.

Otro elemento importante es no monopolizar la felicidad, debemos ampliar las fuentes de satisfacción y no depositar todas nuestras expectativas por ejemplo: en el trabajo, la pareja, etc. Comúnmente utilizamos la expresión tener una ‘vida plena’ y lo que significa justamente es estar en armonía, en el trabajo, llevarse bien con la familia, con los amigos, disfrutar de hacer un deporte, etc.

Algo que recomiendan es escribir lo que debemos hacer, ya que cuando lo hacemos estamos mandando un mensaje a nuestro cerebro que es: ‘olvidate que ya está anotado’, sino uno siempre está pendiente de que es lo que tenía que hacer y eso nos agota mentalmente.

Cuando ocurre una catástrofe, los médicos tienen una clasificación de los pacientes denominada ‘triaje’, que proviene del francés, ‘triage’ que significa, escoger, separar. Este método era empleado en la guerra y se extendió a las catástrofes, entonces cuando hay un herido que ya no tiene posibilidades de supervivencia o ya está fallecido, se le coloca una banderita negra; al que necesita atención urgente porque corre riesgo de vida, se le coloca una banderita roja y a la persona que está mal, pero puede esperar se le coloca una banderita verde.

Entonces esto lo podemos tomar como una buena metáfora para aplicarlo a nuestras vidas, cada día nosotros tenemos que poner las banderitas de la prioridad, porque si para nosotros todo está en la misma escala de prioridades terminamos cansándonos y al final terminamos no haciendo nada.

No esperemos a que llegue fin de año para evaluar qué hicimos del mismo, qué aciertos y errores tuvimos, sino que cada día tenemos que ir evaluando qué logramos y qué no a corto y largo alcance. Lo importante es conectarnos con lo que amamos e invertir en nuestros afectos no solo veamos aquello que no pudimos alcanzar, porque seguramente hemos logrado muchas cosas y estar rodeados de nuestros seres queridos debe ser nuestro capital más grande.