-¿Vendemos materias primas o manufacturas de escaso valor agregado los argentinos todavía?

-Vendemos materias primas con valor agregado. Si somos muy puntuales con esta historia, no estamos conformes con el esquema de exportación que hoy día tenemos. Creo que uno de los desafíos en el marco del plan minero nacional es meterle mayor valor agregado industrial nacional para poder exportar más virtuosamente.

-¿Cuál es la manufactura que nos está faltando incorporar? ¿Sería el oro refinado, por ejemplo?

-Se podría refinar, pero el valor agregado del refinado, a lo que hoy se está haciendo, es un escalón no demasiado alto. Creo que el cobre es una tarea pendiente. Me parece que tenemos que adquirir volúmenes y los procesos nuevos que se van a dar, tenemos que trabajar fuertemente para que podamos hacer cobre en la Argentina. Ese es el gran desafío por cumplir. Y aparecen nuevas perlitas comerciales del sector minero, por ejemplo las sales de litio, que nos van a dar la posibilidad de poder profundizar el modelo industrial. El mundo nos está dando algunas oportunidades. Esta visión de que los países más desarrollados tecnológicamente se hayan comprometido para poder afirmar la generación de electricidad para los automóviles con baterías que se salen del convencional acomodador de plomo, nos da a Argentina, Bolivia y Chile una oportunidad que no teníamos. De hecho Toyota casa central está jugando en un proyecto de sales de litio en Argentina en la puna catamarqueña, jujeña y salteña. Creo que por ahí están las estrategias que nosotros con mayor ocupación estamos tratando de afirmar.

-¿Seguimos importando toda la tecnología vinculada a la actividad minera o Argentina empieza a auto-proveerse de esta tecnología para la industria extractiva?

-No, hemos sustituido increíblemente.

-¿Qué cosas, por ejemplo?

-Metalmecánica, repuestos, ingenierías. Cuando empezamos el proceso, no teníamos ni siquiera prestadores de servicio de catering. No solamente que se creó una instancia de desarrollo de emprendedores nacionales que prestan todos los servicios que demanda hoy un proyecto minero sino que al mismo tiempo aparecieron sectores de la metalmecánica, del teflón, del mundo de la ingeniería, que han venido de manera sostenida sustituyendo muchas de las cosas que al principio de nuestra gestión se estaban importando. Este tema es casi permanente gracias al compromiso emprendedor nacional y a una cuestión que tiene Argentina, intrínseca del modelo transformador de la década del 50 del siglo pasado, que fue mucha universidad pública, mucho instituto de desarrollo, mucha tecnología, mucho conocimiento y establecimiento industrial aplicado. Algunos de los cuales se han desligado de otros sectores y han venido en los albores de la actividad minera a desarrollarse en este sector.

-¿Con qué país tenemos el mayor volumen de intercambio comercial en materia minera? ¿O no hay un emergente claro?

-No, está bastante distribuido. El cobre tiene mucho peso específico en los volúmenes de exportación, pero al mismo tiempo los boratos son muy expansivos en términos geográficos. Posiblemente en términos de volumen no son tan importantes. Pero aparecen boratos en más de 55 países del mundo, algunos destinos exóticos como Australia, país minero si los hay. El cobre tiene tanto peso que repercute en algunas economías centrales. Va a parar a países que son desarrollados industrialmente: el este asiático, países muy de punta de Europa. Tratando de emparejar el análisis: Argentina vende a más de 70 países de mundo, minerales o productos industriales de derivados primarios mineros. Así como recibe inversiones de los cinco continentes, también migran de Argentina productos mineros que van a satisfacer los mercados más selectivos del mundo en esta materia. Aspiramos a seguir afirmándolo.

-¿Y en materia de volumen de exportaciones, siguen mandando los minerales metalíferos?

-Sí, siguen mandando los volúmenes metalíferos y también en términos de peso recaudatorio.

-¿Es una cuestión de cotización en el mercado o de volúmenes también?

-Las dos cosas. Pero la cotización acompaña fuertemente esta cuestión. Va a haber un antes y un después. Nosotros tenemos muchas expectaciones con respecto al potasio. Vamos a tener un proyecto muy grande, el más grande del mundo. Pero aún así, el peso del oro, del cobre, de la plata… Argentina va a ser un gran jugador de plata. Si bien lo que está pasando es muy importante, lo que está por venir es concluyente. Tenemos 12 pórfidos de cobre que van a significar inversiones por encima de los 30.000 millones de dólares.

-¿Contando El Pachón?

-Sí. Con nombres propios. Contabilizando eso vamos a ser los grandes jugadores mineros productivos del fin de la década del 20. Como hay tantas cosas en juego, hacia adelante el peso de lo metalífero sobre lo industrial y lo ornamental, se va a disparar.

-¿Cómo estamos en materia de créditos para prefinanciación de exportaciones mineras?

-Es un tema que nos ocupa. Nosotros siempre creemos que las herramientas financieras tienen que estar al servicio del mundo productivo, del trabajo. Y la verdad de las cosas es que el sistema financiero ha tenido una cierta inercia sobre el préstamo a la producción. Creo que los créditos para afirmar exportaciones han sido los que más ágilmente han jugado dentro de un esquema que en general es perezoso. Estamos intentando día a día de encontrarle la vueltita para ver cómo lo solucionamos. Si bien los créditos para exportar son los más ágiles, podemos decir que son un tanto pesados los créditos para producir…

-Para comprar bienes de capital…

-Para agrandar los esquemas productivos, para retecnificar…

-¿Nos acompaña la matriz energética en esta proyección de crecimiento exportador o estamos jugado a raya todavía?

-No, sin lugar a dudas que la matriz energética ha respondido, por imperio de las políticas activas del gobierno nacional. Hubo un día de verano de muchos grados de temperatura. Ese día charlamos mucho con el ministro (de Planificación Federal, Julio De Vido). Lo llamé por teléfono para felicitarlo porque la verdad de las cosas es que el apocalipsis de que el sistema energético quiebra, ya estamos hartos de escucharlo. Y la verdad es que siempre el sistema mostró solvencia para responder a un enorme flujo de demanda. El mejor ejemplo en San Juan es la capacidad productiva del mundo de la cal. No quebramos nunca. No solamente que se recompuso la actividad productiva, sino que al mismo tiempo se duplicó la capacidad instalada. Hubo una tarea fuerte del gobierno nacional, acompañamiento del gobierno provincial. La línea de 500 fue fantástica…

-Sustitución de combustibles también, ¿no?

-Que además es natural. En algunos lugares aparecen algunas críticas al modelo de construcción de la central energética de Río Turbio. A algunos les molesta que aparezca diversificada la matriz energética, que quisieran que no tuviéramos uranio, que quisieran que no tuviéramos nada. Y la verdad es que tenemos que tener de todo, como país serio que queremos ser.