La inflación de costos, los bajos precios del vino y un tipo de cambio que se actualiza mucho más despacio que los costos, los insumos y la mano de obra constituyen un verdadero corcet para la rentabilidad vitivinícola, necesaria para alentar y promover toda actividad económica.
Recientemente la Cámara Argentina de la Mediana Empresa -CAME-, difundió +la caída de la rentabilidad bodeguera para los empresarios elaboradores de vino de mesa+ según comentó a Suplemento Verde de Diario de Cuyo Raúl Robin, presidente de Economías regionales de dicha entidad agregando, +hay un retroceso en la elaboración del vino para la mesa diaria de los argentinos, con un deterioro importante en los márgenes de ganancia+.
Según datos de CAME, el precio de venta actual del productor no cubre los costos, dejando un margen negativo del 4%, evidenciando graves distorsiones producidas en la cadena de comercialización. +Hay que trabajar más desde todas las entidades en la promoción del sano consumo del vino como alimentos, recuperando el espacio cedido a las gaseosas y cervezas en la mesa diaria+, afirmó Robin
Por su parte el ingeniero Juan José Ramos, presidente de la Asociación de Viñateros Independientes y secretario adjunto de CAME, afirmó +hoy al viticultor solo le llega el 5% del monto abonado por el consumidor en góndola por un litro de vino. Por ejemplo, de una botella de vino de $40, solo percibe $2. En la década del 70, percibía el 50% del valor final+.
Para Ramos, +el precio del litro de vino de tinto traslado debería ser de por lo menos $6 y no unos $2,70 como ahora. El kilogramo de uva debería ser de unos $4 y no de $1,40 como ahora+.
En el caso del costo de venta al público de un vino tinto Tetra Brik de $12 a 14, el 35% de ese precio se lo lleva la cadena comercial, otro 17% son impuestos y finalmente el elaborador recibe $5,8 (el 48%), según datos de CAME
Para Roberto Robin, +esta realidad es hoy muy similar a la de muchas economías regionales donde los ingresos del elaborador y el productor de la materia prima no alcanzan para cubrir los costos y mucho menos hacer frente a la presión fiscal+.
En el caso del vino de mesa, los costos de materia prima y elaboración como la mano de obra e insumos, deben ser enfrentados con esos $5,80, enfrentando además los impuestos internos, superiores incluso a los de la cerveza a la espera que +la Secretaría de Comercio Interior autorice ajustes en los precios para recomponer los márgenes. Jamás nos llamó a los productores para informar nuestros costos y luego fijar los precios+.
+Desde CAME venimos señalando como factores que eliminan la rentabilidad y desalientan la reinversión a la excesiva presión fiscal+, señaló Ramos agregando que la +con la tecnología actual se aumentó considerablemente el número de contribuyentes. Sin embargo, el afán por recaudar lleva a aumentar el número y los montos de los impuestos+.
Para Ramos entre +las decisiones necesarias para mejorar la rentabilidad del sector debe crearse un instituto de promoción del consumo como el de la yerba mate, con capacidad para intervenir en la fijación del precio final del mercado, rol que debería haber sido asumido por la COVIAR. También debería aumentarse de 500 a 700 las unidades de color exigidas por el INV en vinos tintos, correr la fecha de liberación al 1 de agosto y mejorar la paridad cambiaria+.

