Es pleno desierto sanjuanino. Sin embargo allí viven unos 300 pobladores distribuidos en distintos puntos de Mogna, su lugar de pertenencia pese a las carencias y necesidades. Un puñado de ellos ni siquiera habita en el centro del distrito donde está la plaza, la capilla de Santa Bárbara -patrona del lugar-, y el puesto sanitario que es donde más ayuda solidaria llega, si no que transitan sus días en los puestos distantes ubicados, al menos, a 5 kilómetros de allí. Uno podría decir que están lejos de la mano de Dios, algo que ellos no consideran porque cuentan con la capilla de San Nicolás donde celebran varias fiestas religiosas y mantienen intactas muchas tradiciones. Hasta ese lugar llegaron el sábado 1 de agosto un grupo de familiares y amigos para llevar ayuda y alegría a 75 niños que viven en la zona: bandejas con golosinas, juguetes nuevos, zapatos, ropa y medias para celebrar por anticipado el Día del Niño. A la par dejaron medicamentos donados por Laboratorios Bagó en el Puesto Sanitario del centro poblacional.


Varios vehículos recorrieron los 135 kilómetros aproximados que separan la ciudad de San Juan con esta localidad, para cumplir con la tarea solidaria. Llegar a los puestos con ayuda surgió hace años por iniciativa de Rolando Lucero, y continuó su sobrino Mauricio Calise y su esposa Carina Pineda. Este año por primera vez convocaron a amigos de Emaus y familiares para reunir cosas, y la respuesta fue superadora. "Llevamos todos juguetes nuevos, bolsas con golosinas, bandejas con dulces, preparamos un chocolate para 170 personas, entregamos zapatos, medias y ropa. La gente nos esperó con los mesones listos, ordenados, y así pudieron disfrutar de una hermosa tarde", cuenta Carina, quien además agrega que la cantidad de donaciones fue tan grande que una parte tendrá como destino un merendero de Tupelí en 25 de Mayo. 


La familia completa de los Calise Pineda participaron de esta movida junto con sus amigos que ya comprometieron su presencia para el próximo 24 de septiembre, fecha en la que realizan la Fiesta de la Virgen de La Merced. Por supuesto que en la oportunidad regresarán con calzado y ropa, sobre todo para los pequeños.


Esta ayuda para los vecinos moquineros es mucho más que material porque entienden que hay personas que no se olvidan de ellos, pese al aislamiento en el que viven. Sienten un reconocimiento de sus comprovincianos que los asisten en un momento tan difícil.


EL DATO

  • Quienes quieran colaborar, comunicarse al: 264 516 8388