Una consulta muy común es cuál es la variedad de alfalfa para sembrar en nuestra provincia. Bueno, empecemos diciendo que hay en el mercado un gran número de variedades disponibles, pero no siempre se conocen las características principales y no todas se han evaluado como corresponde.
Enero es un buen mes para ir pensando en las siembras de alfalfa, que para mejor resultado se realizan en el mes de marzo y hasta la primera quincena de abril. Después corremos riesgos innecesarios.
Debemos elegir muy bien los lotes o potreros para sembrar. Disponibilidad de agua, en tiempos de sequía como estos es fundamental, y en el caso particular de la alfalfa, en tema de las pendientes también es imperioso considerarlo.
Además de aplicar herbicidas y preparar las tierras, conviene estudiar la paleta de oferta de variedades, para elegir la correcta.
Es sabido que la mayoría de las variedades que se ofrecen en nuestro país provienen de genética desarrollada en el extranjero, principalmente en Estados Unidos, como excepción de importancia podemos mencionar al programa de INTA con sede en Manfredi, Córdoba.
Para lograr un cultivo de alfalfa productivo y rentable además del manejo agronómico adecuado se debe conocer cada una de los cultivares, grado de dormancia o latencia invernal, también resistencia o tolerancia a plagas y enfermedades, como asimismo su persistencia y productividad.
La latencia o dormancia
Se entiende al período en el cual no hay producción, siendo esta una característica genética, resultado de la combinación de los días fríos y cortos. Las variedades se clasifican del 1 al 11 (a mayor número, menor dormancia). La diferencia más destacada es la velocidad del rebrote, que es mayor en los grupos sin latencia. También se puede mencionar una mayor persistencia y mejor sanidad foliar en los grupos de mayor latencia.
Con respeto a la productividad hay numerosas experiencias que demuestran que tiende a igualarse entre los distintos grupos. Existe diferencia en la estacionalidad de la producción, ya que en la variedad con mayor latencia los cortes o pastoreos están más concentrados.
En la actualidad y gracias al mejoramiento genético algunas de estas diferencias ya no son tan pronunciadas, principalmente a lo que hace a la persistencia. De acuerdo a la zona productora, manejo y tipo de explotación, el productor puede sembrar parte de su campo con variedad de latencia intermedia y parte con variedad sin latencia para no tener una concentración de forraje, que muchas veces es desperdiciado.
Conociendo las principales adversidades de la zona, características del suelo, régimen de lluvias, temperaturas medias, todo esto ayudará a una mejor elección de la variedad apropiada.
El porcentaje de plantas que sobreviven luego de varios años de cultivo de alfalfa es una característica íntimamente ligada a la constitución genética de cada variedad, a su comportamiento, frente a las principales enfermedades, a su tipo de crecimiento o tipo de corona y es también dependiente del manejo.
Zonas en San Juan
Jáchal es el sitio donde más alfalfa se ha plantado en los últimos 5 años. Subió a más de 2.500 hectáreas. Le siguen Iglesia con su rosario de localidades, Sarmiento, 25 de Mayo, San Martín, 9 de Julio y Rawson.
En cuanto a material de siembra, es aconsejable que quienes siembren alfalfa para la obtención de pasto deben ajustarse a dosis cercanas a los 20 kilogramos de semilla por hectárea, para una buena implantación, y respetar las fechas. Siempre conociendo el origen de la semilla.
Entre las variedades, se utilizan un gran número, entre ellas Monarca, Alazán, Winter, Araucana, Cordobesa, Villa, Bárbara, Armona, Springfield, Mecca, Salinera, varias de Advanta, otras de Dupont y del INTA.
Variedades disponibles existen más de 250, pero para el productor hay que recomendar aquellas que posean latencia entre grados 7 y 10, preferentemente las 8 y 9 que ya están probadas. Nuevas son Eureka, Esperanza, Tropera, Luján, Mara, Candombe, Pastora y otras.

