Franco Silva García

"Pétalo de sal" (*) 

Era el año '92. Franco tenía 11 años, época en la que no faltaba un buen vecino que había podido comprar un gran equipo de música para ese momento, y sobre todo que invitaba a escuchar. Fue en una de esas siestas cuando descubrió a Fito Páez. Ahora, a los 41 puede decir que Pétalo de Sal es la cortina de su vida, la misma que tantos tararean cada vez que la escuchan o el momento lo demanda. Esa que dice "la misma calle, el mismo bar. Nada te importa en la ciudad si nadie espera...".

Desde esa siesta, la música lo unió para siempre con Páez. en la actualidad tiene una banda -Pez Piloto-, que rinde homenaje a su ídolo. Canta sus canciones, lo comparan con Fito, una de las cosas que más orgullo le da, aunque su estilo propio está presente y sabe diferenciarse.

Buscó caminos que le permitieron dejar siempre un tema de Fito en algún lado para que su legado siga vigente. Tanto que hace un tiempo hizo una gira por una cadena hotelera chilena llevando sus temas. Un incansable seguidor.

Recuerda que aquel flamante centro musical "tenía para escuchar discos de vinilo y cassettes, y si bien existía el CD en ese entonces era bastante complicado tenerlo. Muy pocos lo lograban. El primer impacto fue ponerlo, darle play, y escuchar El amor después del amor, pero el tema que más me sacudió fue Tumbas de la Gloria. Es mi primer recuerdo de Fito. Hay muchos temas de él que son totalmente necesarios para mi subsistencia", dice Franco, reconocido por su fanatismo, músico integrante de dos bandas y también trabajador de una empresa de emergencias médicas.

Su música está teñida de Páez, y con tinta indeleble. Se lo puede escuchar en bares y donde lo llamen para llevar el rock nacional con Ave lira o con Pez Piloto en la que hace canciones de Fito y otras suyas.

"No me considero un imitador, para nada, me siento un alumno de él porque tengo mi propio estilo. Sí soy un seguidor y defensor incansable de su obra. Soy como un soldado que siempre está dispuesto a que su música esté vigente. Siempre estoy y estaré dispuesto a cantar una de sus canciones", asegura.

Con este nivel de admiración es lógico pensar que tiene las mil y una anécdota para contar, pero elige la última. En diciembre del año pasado acomodó todo para viajar a Córdoba a un recital de Fito un día antes de la final del Mundial. "Le dije a todo el mundo que después de escuchar El amor después del amor iba a festejar el triunfo de Argentina en el Mundial y así fue. A eso se sumó que me reencontré con un amigo de la infancia con quien escuchábamos a Fito y que ahora vive en Tucumán. No lo veía desde hace mucho tiempo y nos reencontramos ahí".

Ni hablar de la serie. La vio y la repasó. "Me fue ablandando el alma y el corazón, me conmovió un montón. Me trajo ese perfume de los 90 cuando yo empezaba a escucharlo y en la segunda pasada de la serie no paré de llorar y emocionarme. Fue un viaje en el tiempo, está muy bien recreada. Me gustó el casting, cómo usaron la fotografía, está muy bien armada. Me encantó".


(*) "Pétalo de sal": del séptimo álbum "El amor después del amor", editado en 1992.
 


Emiliano Voiro

"Tu vida, mi vida" (*)


No fue un vestido y un amor. Fue un cassette y un cuadernito de tapas duras que trajo su hermana Jannina, de visita en San Juan. Ella vino de Buenos Aires con la novedad de "El amor después del amor", recién salido. Emiliano tenía en ese entonces 10 años y fue, por así decirlo, su despertar musical, escuchando todo el día, todos los días, esos temas de los que podía leer -de puño y letra de su hermana- las letras de cada canción. La chica Voiro se fue pero dejó los tesoros que el pequeño seguiría utilizando para acrecentar su fascinación por el rosarino y a la vez también engrosar con las frases -con su letra de niño- de otras maravillas del cancionero Páez como 11 y 6, Carabelas nada, según recuerda.

Justamente ese cuaderno lleno de letras fue puntapié inicial de un amor sin retorno. Emiliano llegó a convertirse en una de las personas que más información recopiló y más material inédito acaparó en una base de datos impresionante, tal como lo catalogaban sus pares. Enumera que tenía guardados en un disco rígido más de 200 shows grabados desde fines de los '70 y por buena parte de la carrera del cantante en Argentina, Chile, Colombia, incluyendo algunos covers, todos los CD's, fotos, notas periodísticas. En fin, un verdadero trabajo de coleccionismo que era requerido por las páginas de seguidores y blogs de fans no solo de San Juan y sus alrededores, sino desde distintos puntos del país y del exterior, inclusive. Así, Emiliano Voiro -el actor, diseñador lumínico de espectáculos y músico de 40 años- trascendió las fronteras como apasionado por Fito con su seudónimo Tatuaje (que aún sigue vigente para muchos de los amigos que conoció en aquellos años y con los que mantiene contacto), en homenaje a la canción "Tatuaje falso" que sacó en el disco Ey! de 1988.

"A partir de ese cuadernito y ese cassette me volví fanático, a niveles que no recomiendo a nadie: todo esto me llevó a actuar como Fito, a pensar como Fito, a hablar como Fito en mi adolescencia, lo que decía Fito en la tele yo lo repetía como si fueran mis palabras, me lookeaba como él. Insisto que mi admiración era tan grande que al momento de cantar, tenía todos los vicios del cantante también, vicios que al día de hoy me cuesta sacarme, a pesar del paso del tiempo, para poder encontrar mi propio sonido, mi propia voz, mi modo de cantar. Mis letras e interpretaciones claramente tienen mucho de su estilo, esto de agregar vientos, cuerdas, sintetizadores a las canciones son búsquedas a partir de lo que me ha gustado a lo largo de los años. No reniego de eso porque es parte de mi vida, me ha acompañado musicalmente siempre", reconoce el actor que estudió música como herramienta para el escenario pero luego terminó cantando como otra veta artística. Además cuenta que a su grupo de teatro, que integraba junto a José Annecchini y al que luego se sumó Javier Cerimedo, también nombró "Tatuaje falso". Más influenciado, imposible.

Ha ido a tantos recitales de Fito, que ha perdido el número exacto: en San Juan, Mendoza, Córdoba, en Buenos Aires desde el Parque de la Costa, el Luna Park, el Gran Rex, el Teatro Ópera, en el ND Ateneo (donde hizo como 12 presentaciones y el sanjuanino fue a ocho, es más uno coincidió con el cumpleaños del cantante y Emiliano le llevó de regalo una botella de vino), entre otros. Pero parece que no es suficiente. De hecho, confiesa que tiene dos cuentas pendientes: una, verlo en su ciudad natal, Rosario. Y la otra, que podría no estar en la lista si no hubiese sido por el accidente que sufrió en enero, cuando iba a los ensayos de la Fiesta Nacional del Sol, que lo dejó postrado por más de 100 días en la cama de un hospital, donde está haciendo el tratamiento médico y la rehabilitación después de varias operaciones. Su sueño -junto a amigos y su hermana Luciana- era ir a verlo a Vélez, 30 años después de su presentación de "El amor después del amor". Tenía las entradas compradas desde octubre.

"La música de Fito me genera un montón de sentimientos y emociones, me cala hondo, me identifica con personas, con amores, con amigos, con la gente que conocí siguiendo las páginas y blogs que hablaban de Fito, con anécdotas y afectos", repite una y otra vez. 


*"Tu vida mi vida" canción del disco La ciudad liberada (2017) 



Lucio Flores

"Actuar para vivir" (*)

Creció escuchando música. Y como buen hermano de Yeidi (Flores), músico y melómano por excelencia, Lucio absorbió todo, muy particularmente la obra de Fito a quien descubrió después de escuchar "del 63", en un cassette regrabado. Sólo el inicio de lo que luego fue una pasión.

Con esta antesala, no había forma que dejara de ver la serie, de rememorar momentos que vivió de otro modo, en tiempos sin Google ni plataformas musicales que ya no dejan mucho margen para la sorpresa. Todo está ahí, al alcance de la mano.

Un verdadero fan (dicho por sus propios pares), confiesa que lloró con la serie (como tantísimos argentinos), y que Spinetta, Charly y Fito son sus "dioses de la música".

"Mi hermano era un melómano impresionante, escuchaba de todo, música extranjera hasta el rock nacional que resurgió de una manera estrepitosa con la guerra de Malvinas. Ahí empecé a escuchar, por él, a Sui Generis, Charly, Spinetta, sobre todo, también Pastoral, Raúl Porchetto, miles de cantantes y grupos de esa época", dice Lucio.

En ese camino de escuchar todo lo que se podía, previa compra de discos simples, LP (long play), o cassettes (incluidos los regrabados), apareció Páez, no sin antes haber tenido que realizar algún esfuerzo para conseguirlo.

"En el año 83 un amigo le llevó a mi hermano un cassette recién salido, pero grabado de otro que tenía otro amigo. Era 'del 63', y me voló la cabeza, sobre todo por el parecido a Charly. Me impactó de una manera increíble ¡no puedo decir que no! Tuve que hacer un trabajo interior para sacarme un poco de tanto que había absorbido", dice Lucio entre risas.

Cuando comenzó a descubrir a Fito, él encontraba una similitud con Charly, hasta que pronto advirtió las grandes diferencias. De su otro ídolo -Spinetta-, nunca registró algo similar.

"Los empecé a escuchar y me encontré con que era algo nuevo. Charly es mucho tango y Fito es más folclore, más candombe, más rioplatense, si tuviera que ponerlo de manera musical, la diferencia es sustancial. Fui acérrimo seguidor de Charly pero Fito también trajo otros ritmos, otras expresiones. Me volví fanático de los dos", cuenta.

Por aquellos años, no quedaba alternativa que conocer a través del boca en boca, de lo que publicaban las revistas y otros medios hasta llegar a cada novedad. Complicado y entretenido a la vez.

"Imaginate que era el tecladista de Charly, a su vez formaba parte de La trova rosarina que era increíble, me volvía loco. Descubrí a Goldín, Fabián Gallardo, y por supuesto Baglietto que siempre interpretó de una manera increíble. Creo que como para muchos fue un mazazo en la cabeza. Y de Fito me volví seguidor mal. Tuve la suerte de verlo millones de veces, fue el tipo que más vi en mi vida", relata.

Los recuerdos son muchos, entre los que destaca cuando compró el primer disco de Fito en CD: "El amor después del amor". "Apareció junto con el reproductor de CD, al menos es lo que me acuerdo, era básico pero me permitió escucharlo. No lo podíamos creer con Yeidi, mi hermano", dice.

Cumplió muchos sueños que tenían una vinculación con Páez. Tocó con Rubén Goldín, con Adrián Abonizio, entre otros, un gusto que pocos pudieron darse.

La serie también lo dejó encantado, en ese viaje profundo que muchos experimentan cuando la ven y se sienten parte de esa historia. "No sabía por qué tanta gente lloraba y yo también lloré. Creo que quien la vio no puede dejar de emocionarse. En esa época nos enterábamos de la muerte de su madre, pero cuando vi la serie me pareció sublime, me pareció genial que la gente cantara, me movilizó muchísimo porque como dice el tema de Fito 'algo tienen estos años'", agrega.

Su admiración no tiene fin. Es que aquel flaco evolucionó con el tiempo, se adaptó, sigue generando emociones hasta en quien no sabe nada de música, o simplemente formó parte de esa generación, o la conoció por herencia.

"Fito es grande y lo que generó en nuestra generación es muy grande. La serie vino a traernos un pantallazo de lo que tenemos guardado. Fue algo muy lindo".

Tan lindo como "Actuar para vivir", su tema favorito. Ni dudo al decirlo. "Y te aplaudirán, te aplastarán, aquí la frustración, la piel, las ganas, aquí serás payaso y domador y serás el juez y el perdedor, aquí se invertirán los roles para usted".


(*) Actuar para vivir: Canción del disco que lleva su nombre, junto a Juan Carlos Baglietto, editado en 1982.



Alejandro Segovia

"Dar es dar" (*)


Ale Segovia es cantante, es médico veterinario, escribe con humor como nadie, es monologuista, ¡bueno, a esta altura se puede decir que es un showman!, y además de todo ese talento que despliega es "fan" de Fito Páez.

La serie logró transportarlo al tiempo que leía la revista "Pelo", y a la música que marcó a una generación. "En esa época estaba a full La trova rosarina con Baglieto. Y los temas que me llamaban más la atención eran de un tal Fito Páez. Un pichón de Charly, todo desgarbado. Cuando salió su disco debut 'del 63', junté mango por mango -era estudiante- y me lo compré. Y me alucinó", relata.

Claro está que hasta ahí era un seguidor empedernido de Charly, aunque el flaco del teclado ya empezaba a sonar en él.

"Lógicamente fue una gran influencia, yo ya era fan de Charly. Y en realidad estar en un escenario tocando el piano y cantando era lo que yo deseaba hacer. Y ellos eran la inspiración. En la época de Natura salió 'El amor después del amor' ¡y lo hacíamos completo! Una locura", agrega.

A la fecha Fito lo sigue emocionando, conmoviendo, aun cuando la historia y los tiempos son otros. "Siempre admiré su música. Es un gran referente, que sigue en vigencia. Un verdadero genio que no se queda quieto. De las últimas cosas que ha hecho hay muchas que me gustan, pero el impacto de aquellos 80s y 90s fue único".

Ale siempre tiene un tema de Páez para cantar, tanto que no le hace falta ni ensayarlo. Tanto que están planeando con Lucio Flores un tributo que subirán a escena el 1 de Junio, pocos días después de la nueva función de "Won. Un viaje interior", que se realizará en el Teatro Sarmiento el próximo 21 de mayo a las 20. Imperdible, pensando que ambos lo harán desde la admiración y el amor. Lo llamarán 'Páez', como no podía ser de otro modo.

"Una vez venía en avión de Baires y dos filas más adelante venía él a tocar en Urquiza. Estuve todo el viaje tentado de acercarme y saludarlo. Me dio vergüenza el cholulaje. Tampoco sabía qué decirle. Venía conversando de muy buen humor con la gente de alrededor. Recitales fui a muchos, recuerdo 'El amor después...' en el estadio, casi no se escuchó por el griterío", relata.

Por supuesto, impulsado por la curiosidad y la admiración, se tomó el tiempo necesario para ver la serie. Quedó impactado: "Me transportó en su estética a los años de mi juventud, cuando estaba todo por descubrir. Y todo eso que contaban en la serie yo lo vivía leyendo los reportajes en la Pelo. Él y Charly fueron la banda sonora de mi vida, solo por eso los quiero y considero amigos del alma".

Ale hizo pública su emoción y ese especie de viaje en el tiempo cuando vio "El amor después del amor". Dijo en redes: "Y de repente, desde el sillón de mi casa, aparecí en el 84, abrigado con un punto inglés, preguntando al kiosquero en Río IV si había llegado la Cantarock con los temas del disco del 63 de un tal Fito Páez. El tecladista de Baglietto que se abrió solo. También me vi en la pensión retrocediendo un TDK una y mil veces para tratar de sacar cada acorde, o anotar una letra, leyendo crónicas de conciertos en la Pelo y pasando por Elior para mirar los discos que no podíamos comprar. Hubo un tiempo que fue hermoso, y viendo la serie se me vino todo encima, como un baldazo de agua tibia al corazón. Le pusiste música a nuestra vida y fuimos felices".

No hay nada más que agregar.

(*) Dar es dar: del disco Euforia, el primero grabado en vivo en 1996.



Fernanda Weidmann

"Y dale alegría a mi corazón" (*)

Fernanda y su tío, quien la llevó al primer recital de Fito.

Todas las mañanas, como si fuese un mantra, Fernanda Weidmann se repite a sí misma y al universo "todo lo que hacés por obligación se lleva la alegría de tu corazón". Dice que es el lema de su vida. La inspira una frase de una de sus canciones favoritas, "El cuarto de al lado", uno de los temas que Fito Páez presentó en el 2007, artista al que siente que "lleva" consigo, siempre. La energiza, la motiva.

"Lo vi por primera vez cuando tenía 12-13 años. Mi tío, el Negro (Jorge) Catnich, me llevó al recital en el Estadio Cerrado, cuando presentó, en San Juan, Circo Beat. Y fue un flash. Por supuesto que los recitales en vivo tienen un no sé qué, pero el de Fito fue especial para mí. A partir de ahí, empecé a escuchar sus discos anteriores y por supuesto, todos los posteriores. Fue el inicio de mi fascinación", dice Fernanda, que a sus cuarenta años y con mucha música del rosarino en su rutina y en la de toda su familia, no titubea en calcular que ha sido el artista que más ha visto en su vida, al menos 10 veces, tanto en San Juan como en otras provincias. Docente universitaria en las carreras de Ciencias de la Comunicación, esperaba ansiosa la aparición de la serie, la que la conmovió de principio a fin.

"La música y sus letras son sinónimo de alegría. Me genera alegría y me hace pensar por eso uso algunas de sus frases como lemas, como estandartes que me repito a diario", se confiesa.

Reconoce que su gusto por los cientos de temas ha mutado con el paso del tiempo porque ella ha crecido y fundamentalmente porque el músico, también. "Creo que su estilo musical cambió mucho después de esa década noventosa que fue su auge. Lo sigo escuchando y me sigue transmitiendo el mismo amor que la primera vez, sigue llegando a mi corazón. Sus letras me transportan a otros lugares, inclusive a cosas y espacios que no conocía de la Argentina, algunas más profundas, otras menos. Me llevan a las historias de sus anécdotas y su vida también. Particularmente me hizo conocer otro mundo", asegura. Prueba de su amor, es que a su gato -otro de sus afectos fundantes- le puso de nombre Fito.

Aún conserva toda su colección de CD -aunque ahora ya no usa-. Pudo completarla gracias a que su papá, un gran incentivador musical para sus hijas, se los llevaba de sorpresa cada vez que salía uno nuevo. "Era una fiesta escucharlo, escucharlo, escucharlo. Con él tengo la banda sonora de mi vida", confirma esta guitarrista frustrada -ya que nunca lo logró pese a los intentos- pero no por eso, menos melómana que cualquiera de los fans de Fito.


*"Y dale alegría a mi corazón" es una de las canciones más reconocidas de Fito Páez, parte del sexto disco -Tercer Mundo (1990)-. La grabó con la colaboración vocal de Luis Alberto Spinetta. Fue disco de oro.


Uno a uno los protagonistas

"El amor después del amor", la serie de Fito Páez, es una producción de Mandarina Contenidos y cuenta con la dirección de Felipe Gómez Aparicio y Gonzalo Tobal, ambos convocados cuando el proyecto ya estaba encaminado.

La historia cuenta con la producción del propio artista rosarino junto a Juan Pablo Kolodziej y Mariano Chihade (de la productora Mandarina).

Los protagónicos: Ivos Hochman como Páez y Micaela Riera como Fabiana Cantilo.

Los otros artistas: Andy Chango como Charly García; Julián Kartun es Luis Alberto Spinetta; Joaquín Baglietto interpreta a su padre, Juan Carlos Baglietto, y Daryna Butryk como Cecilia Roth.

Además Manuel Fanego interpreta al mánager del compositor; Gaspar Offenhenden es Fito en su infancia; Martín "Campi" Campilongo, Eugenia Guerty y Mirella Pascual como Rodolfo, Charito y Belia -el padre, la tía y la abuela del protagonista, respectivamente.


Lo que menos se sabe

La serie de ocho capítulos que aborda la vida del músico Fito Páez se estrenó el 26 de abril, y se volvió rápidamente una de las más vistas de esa plataforma. La agencia Télam publicó algunas de las curiosidades de esta obra que atrapa a un público muy heterogéneo.

* Fabiana Cantilo, un año para dar el sí.
Ese tiempo dicen que estuvo Fito Páez para que la cantante aceptara ser representada en la serie (lo hizo Micaela Riera). No quedaba otra alternativa que esperarla ya que fue pareja de Fito entre 1983 y 1990.

* Los escenarios 
La filmación se prolongó durante siete meses, de enero a julio de 2022, y lo que siguió hasta el estreno fue posproducción. Se filmó en Buenos Aires y Santa Marta, pequeña localidad de Colombia. Allí se recrearon escenas que transcurrían en Río de Janeiro, La Habana y Punta del Este. La casa familiar de Rosario, así como algunas escenas que supuestamente transcurren allí, se realizaron en estudios porteños, lo que trajo alguna queja de rosarinos en las redes. Detalle: el living, tan minuciosamente reconstruido, se basó en fotos familiares aportadas por el propio músico. 

* Cuatro mil prendas, nada más y nada menos 
La serie, que tiene escenas en los 60, 70, 80, para cerrar en los principios de los 90, contó con 4 mil prendas contemporáneas a esas décadas. Vestuario y Producción se sirvió de fotos de archivo de los shows de Fito y, por supuesto, contó el presupuesto propio de una plataforma internacional. Por caso, el traje que utiliza el músico en la escena final es exacto al que se usó en los shows del disco que lleva el nombre de la serie. 

* La figurita más difícil
Si bien el proceso de selección de los actores duró diez meses, a cuatro semanas de comenzar las grabaciones, todavía no se decidían por la actriz protagónica. Incluso Micaela Riera había hecho un casting online y no había convencido. Pero la chica se la jugó y pidió otra prueba, en la que interpretó a Cleopatra. Allí, finalmente, los productores dieron con la Cantilo que buscaban.

* Sólo un doblaje
Los actores contaron con coaches de canto para interpretar los varios temas que aparecen en la serie. Es decir, no fueron doblados. Incluso Andy Chango debió encarar el micrófono y hacer olvidar la voz tan particular de Charly. Pero, en el caso de Ivos Hochman, sí se recurrió a un doble de voz. Curiosamente se trató de Agustín Britos, a quien la producción encontró haciendo versiones del rosarino, con un parecido vocal.

Por Myriam Pérez y Paulina Rotman
Fotos: colaboración