Llevar adelante una huerta en la propia casa se enmarca dentro de lo que se conoce como Agricultura Urbana (AU), es decir, aquella que se lleva a cabo en pequeñas superficies como solares, balcones, terrazas, jardines o parcelas pequeñas, ubicadas dentro de los límites o en los alrededores de las ciudades de todo el mundo y que están destinadas a la producción de cultivos y la cría de ganado menor o vacas lecheras para el consumo propio o para la venta en mercados locales.

Según la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO), se estima que unos 800 millones de habitantes de ciudades de todo el mundo participan en actividades relacionadas con la Agricultura Urbana, produciendo alimentos para autoconsumo y generando ingresos adicionales a partir de la venta de los excedentes.

Realizar una huerta en casa puede contribuir a la seguridad alimentaria en muchas formas. Aumenta la cantidad de alimentos disponibles para la familia y ofrece un mayor grado de frescura, incrementando la variedad y el valor nutritivo de los alimentos disponibles (datos de estudios monográficos indican que tanto la disponibilidad de alimentos como los ingresos de los hogares agrícolas pobres son considerablemente mayores que los hogares que no practican la AU).

La AU ofrece también oportunidades de empleo productivo en un sector donde los obstáculos al ingreso tienen poca importancia. La producción hortícola y pecuaria intensiva que prospera en las zonas periurbanas emplea mano de obra y produce productos con alto valor añadido que previsiblemente generarán ingresos y rendimientos razonables.

En particular, la producción pecuaria periurbana de carácter comercial es un sector en rápido crecimiento que representa el 34 por ciento de la producción total de carne y casi el 70 por ciento de la producción de huevos en todo el mundo. Este sector ha incrementado las actividades de elaboración de alimentos en las zonas periurbanas.