Descubrir un San Juan en el que su territorio fue habitado hace millones de años por mares y volcanes es posible. Y no hace falta sólo un poco de imaginación. Hace falta ponerse las zapatillas y predisponerse a dar un paseo absolutamente diferente que incluye cruzar en un bote la Quebrada del río San Juan, más un tramo de trekking para en terreno corroborar cómo crece la flora nativa más exhuberante y variada y convive con hay otras formas de vida adaptadas a condiciones extremas -por ejemplo algas u otros organismos llamados extremófilos-, avistar aves autóctonas, reconocer rocas y minerales y entre otras cosas, ver como fluye la sal en las laderas de los cerros formando estalactitas y estalagmitas.

Para eso no hay una cita puntual. La salida a la zona de la Quebrada de La Sal, en Ullum, a tan sólo 40 kilómetros de la Capital, puede hacerse cualquier día de la semana. Se puede optar por la mañana (lo ideal ahora que el clima se va poniendo cada vez más caluroso) o en la siesta. No hay que llevar más que la curiosidad y una botellita de agua (también el mate si alguien quiere). Porque los organizadores se ocupan de todo: desde la provisión de un snack saludable para aquietar el hambre a media mañana o a la tarde, alguien que va registrando fotográficamente el paso a paso y todo el equipamiento necesario para que la experiencia sea realmente inolvidable. Esto incluye monoculares y hasta precisas lupas geológicas, que son las mismas que utilizan los profesionales para sus tareas de investigación.

Es que de algún modo el paseo turístico se convierte en una clase abierta que permite viajar en el tiempo, hacer preguntas existencialistas, indagar sobre los ciclos de la vida, en definitiva, ahondar en la ciencia. Lo mejor de la propuesta que dura -en principio- unas 4 horas, es que permite descubrir este paraíso sanjuanino considerado por algunos expertos como un "laboratorio natural" por su riqueza paisajística, mineral, geológica y biológica: ni más ni menos que el Cerro La Sal y su cascada de Piedra o Petrificada, que está ubicado justo frente al Dique Punta Negra. Por eso es un lugar único para Sofía Llopis, generadora de esta actividad a través de su emprendimiento Verdesierto Geodivulgación, que está a la altura de dos sitios muy famosos a nivel mundial -difundidos erróneamente como los dos únicos en su tipo- como la cascada carbonática de Pamulkkale, en Turquía, y la cascada carbonática Hierve El Agua, en México.

"No es una salida deportiva, no hay una meta para llegar, al contrario si alguien quiere quedarse a mitad de camino, sin llegar a la cascada, va a descubrir un montón de curiosidades. De todos modos, es un trekking de media a baja dificultad -no se llega a hacer cumbre- que pueden hacer grandes y chicos. El paseo es absolutamente personalizado, es decir que se hace al ritmo y según el interés de cada participante. Es una propuesta recreativa y apta para personas interesadas en conocer la historia de la Tierra y el lugar donde estamos, pero a su vez asombrarse con la posibilidad de observar la geografía y la geología desde el agua y ver todo lo que tienen en común la tierra y el agua, entre tantos otros fenómenos", resume Sofía, estudiante avanzada de Geología, quien se sumerge en esta aventura con su colega, el naturalista y montañista Gabriel Fava. 

Ya desde la navegación empiezan las sorpresas: así se puede llegar hasta afloramientos que de otro modo es imposible y observar por ejemplo placas rocosas dónde quedaron estampadas las huellas de olas marinas de 400 millones de años -lo que confirma que en San Juan hubo mar-. Una vez en el ambiente de la cascada se despliega la presencia de una variedad de minerales que realmente asombra ya que hay halita o sal de roca que es la que todos consumimos, de hecho se hace la prueba que cada persona se lleve un granito a la boca para comprobarlo, también yeso que es otro elemento nativo que se encuentra de forma natural, sin ningún proceso industrial. "Si uno camina más arriba estará la presencia de carbonatos que es lo que demuestra la actividad volcánica. Esa presencia de las sales hace que se formen estructuras muy bonitas, como las estalactitas de sal y estalagmitas. Es fascinante ver este mundo líquido en conjunción con la montaña en el medio del desierto, es un tesoro, un pequeño lugar en el mundo que hay que preservar", asegura Llopis que como parte de la actividad promueve hacer observaciones con lupas y monoculares para ver seres vivos en detalle, ubicarse en una maqueta 3 D que incluye toda la zona cercana al cerro La Sal (el Dique Punta Negra, La Sierra Chica y Las Sierras Azules, etc) más imágenes satelitales que complementan la información.

"Es un privilegio tener en San Juan un lugar así. Por eso el paseo se hace transmitiendo la importancia del cuidado del espacio. Se pueden tomar muestras del lugar, para mirar en detalle, sacarle fotos, pero luego se devuelve y todo se deja en el lugar. Es bonito ir buscando distintos minerales, distintas rocas, viendo texturas, si hay organismos vivos observarlos con mucho cuidado y respeto", propone la emprendedora. 

Para saber más

Los interesados en vivir esta experiencia pueden contactarse con los emprendedores al perfil de Instagram @verdesierto.geodivulgación o al Whatsapp 2644996208.

La salida -con la navegación en bote con remos y motor y el trekking hasta la cascada- además del acompañamiento por un guía de trekking habilitado, el equipamiento provisto, una porción de frutas frescas y secas, la cobertura fotográfica, incluye un seguro de accidentes personales. Hay promociones para 3 personas o más, inclusive si van adultos con un menor.

El paseo puede hacerse cualquier día de semana -no sólo los días de semana- en horario matutino (de 8:30 a 12:30) o vespertino (de 13 a 17), previa evaluación del pronóstico del clima. Eso sí, es fundamental hacer reservas con anticipación.

 

Por Paulina Rotman
Fotos: colaboración Sofía Liz Llopis