La seguridad alimentaria no tiene precio. La cantidad de personas crece en el mundo y el futuro es elemental.

Por ello, los bancos de germoplasma, sitios tecnológicos donde se conservan y mantienen las semillas (y/o partes que sirvan para su siembra o propagación), son básicos y vitales para la especie humana.

El más grande, llamado también la "Bóveda del Fin del Mundo", tiene un número total de semillas que asciende aproximadamente a 1 millón 50 mil, con alrededor de 5 mil especies y el número de entidades depositarias 85. 

Entre las instituciones que realizaron depósitos de semillas figuran, de América latina, el "Centro Internacional de Agricultura Tropical", de Colombia, el "Centro Internacional de Mejoramiento del Maíz y Trigo", de México, el famoso CIP, "Centro Internacional de la Papa", de Perú, y la EMPASC, "Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria", que ha enviado variedades de cultivos como la cebolla y el melón. 

Otras instituciones que realizaron sus primeros depósitos fueron la Universidad de Haifa (Israel), el Instituto Nacional de Investigación Agrícola (Marruecos), el Instituto Julius Kühn (Alemania), el Instituto Libanés de Investigación Agrícola, el Arboreto Nacional de Baekdudaegan (Corea del Sur), el Banco de Genes de Suceava Mihai Cristea (Rumania), Kew Gardens (Reino Unido) y la Nación Indígena Cherokee (Estados Unidos).

Ubicada en pleno hielo, la inundación del túnel de entrada en 2017, ocasionada por el derretimiento de parte del hielo permanente (permafrost) de la zona, obligó al gobierno de Noruega y el Centro Nórdico de Recursos Genéticos a hacer una modernización general en la infraestructura. Según la web "Theguardian.com", se informó que el Gobierno de Noruega invirtió 20 millones de euros para la última renovación científica y edilicia.