El sector de biodiesel de Argentina atraviesa una crisis y su producción está en caída libre desde el anuncio a finales de mayo de la aplicación de mayores aranceles por parte de la Unión Europea, que compra el 90% de lo que exporta el país sudamericano.
Argentina es la primera productora mundial de biodiesel, fabricado a base de aceite de soja, con una producción de 2,5 millones de toneladas en 2012 (1.800 millones de dólares), de las cuales 1,6 toneladas tienen por destino la exportación, por delante de Indonesia y de Malasia que lo elaboran a partir de aceite de palma.
La crisis comenzó en abril de 2012 cuando España, que importaba la mitad del biodiesel argentino, puso un freno a sus compras en represalia a la decisión del gobierno de Cristina Kirchner de expropiar el 51% de las acciones de la petrolera YPF que estaba en manos de la española Repsol.
Además el Estado argentino subió los aranceles de exportación del biodiesel perjudicando aún más las ventas.
En un primer momento se estimaba que las exportaciones argentinas de biodiesel rondarían los dos millones de toneladas pero en 2013 finalmente no superarán las 500.000 toneladas, dado que las medidas de la UE ‘colocan al biocombustible argentino a un precio prohibitivo’, advirtió Gustavo Idigoras, experto en bioenergías de Business Issue Management.
Idigoras puso como ejemplo la situación del grupo francés Louis Dreyfus Commodities que ‘invirtió sabiendo que sería más competitivo producir en Argentina y estructuró su producción para poder responder a las normas europeas’.
La sanción contra el biodiesel argentino -junto al indonesio- cayó como una bomba en el polo portuario de Rosario, donde se concentran las fábricas de tratamiento de soja, sea para biodiesel, harinas, aceites o lecitina. Algunas fábricas debieron suspender su producción.
En Argentina, la producción de biodiesel hizo su despegue en 2006 y se multiplicó por diez entre 2007 y 2012, como resultado de una inversión en infraestructura de 1.000 millones de dólares en cinco años.