El gobierno brasileño decidió combatir la inflación y dispuso un recorte al gasto público de unos 30.000 millones de dólares, suprimiendo los estímulos a la economía, luego de la crisis financiera de 2008. La nueva presidenta del Brasil, Dilma Rousseff, resolvió un recorte de gastos en subsidios y estímulos para la economía aplicados por el ex-presidente Luiz Inacio Da Silva -el popular Lula- durante 2009 y 2010, según reportes internacionales.

El ministro de Hacienda, Guido Mantega, sostuvo que están revirtiendo todos los estímulos que fueron hechos para la economía brasileña en 2009 y 2010, cuando, por causa de la crisis internacional, el gobierno concedió exoneraciones, subsidios y aumentó los gastos. Mantega sostuvo que la reducción presupuestaria se concentra en el área de gastos, se elevará a 50.000 millones de reales y afectará a todos los ministerios. También la ministra de Planificación, Miriam Belchior, explicó que están haciendo un recorte de gastos manteniendo los programas sociales y las inversiones.