El campo en general vive un momento muy delicado. Pero la historia viene desde hace unos años, no desde ahora. De a poco, la diferencia cambiaria se ha ido extendiendo y la brecha actual, de casi 4 pesos entre el dólar oficial y el blue, se hace insostenible. No hay forma, económicamente hablando, de luchar contra ese intervalo, porque entran a tallar solamente los rendimientos altísimos por hectárea como variable, y no es fácil llegar a ellos.
Desde estas páginas destacábamos hace unas ediciones atrás, que en el caso del tomate para industria se ha encontrado un modelo agroeconómico basado en la alta tecnología, que sería el único ejemplo visible en la Región de Cuyo para arribar a esos altísimos rindes por hectárea. Y todos los años se sube. Hace cinco años llegar a 80.000 kilos por hectárea era algo atractivo. Hace dos años, tocar los 100.000 era alentador. Hoy hay gente que llega a 140.000 kilogramos por hectárea y más también. Pero la "gran diferencia" es como dijimos anteriormente, que se encontró un modelo, y para ello trabajaron los productores de punta, los técnicos del INTA, el Programa Tomate 2000 (una institución modelo) en variables como preparación óptima de terreno, agregado de abonos naturales previos, uso eficiente del riego por goteo, fertirrigaciones nutricionales y controles serios de plagas y enfermedades. Además, en muchos casos sumaron bajas de costos y tiempos en situaciones básicas como el uso de cuadrillas de operarios para el transplante manual y la cosecha, sustituyéndolas por la utilización de máquinas transplantadoras italianas y cosechadoras mecánicas norteamericanas y europeas. Y en valor del producto, centavos de peso, por kilo, sube muy poco por año.
Pero en las demás actividades agrícolas y derivadas del campo en San Juan y Mendoza, muy integrales y complementarias, similares salvo por el clima y extensiones, no hay modelo. Basta decir que la uva de mesa para exportación está en lenta retirada; muestra de ello es la noticia publicada en Diario de Cuyo entresemana sobre la situación del gigante Expofrut SA. Y no sólo por los 500 trabajadores, sino que todo el sector está en serios problemas. También Patagonian Fruits y otras firmas. Los viñateros que entregan las uvas a las bodegas, viven también una situación crítica, y a la baja rentabilidad de la materia prima, le suman los daños extremos de varias heladas en setiembre (hubo 3 en total), los vientos Zonda y otros incidentes climáticos que han bajado las producciones a valores en los que ya algunos dudan de si van a cosechar o no en febrero y marzo del 2014.
Enojo bodeguero. Tal es así la fuerte reacción del sector bodeguero esta semana ante la brillante idea del presidente del INV, Guillermo García de instarlos a que "sean inteligentes y busquen la manera de bajar los costos". Por ejemplo buscando otro tipo de envase para la comercialización del vino en el mercado interno. El funcionario aconsejó que cosechen en forma mecánica, y que exploten turísticamente las bodegas. Las 5 entidades del sector -Cámara de Bodegueros, Coviar, Asociación de Viñateros Independientes, Cámara de Productores Vitícolas de San Juan y Federación de Viñateros- y empresarios explotaron -literalmente- indicando que ”para invertir primero hay que tener rentabilidad” y que ”todo el problema se llama inflación”.
Los ecos todavía suenan en los medios locales de difusión ya que todos han salido diciendo que aún no se puede trabajar con tranquilidad. José Molina de Coviar planteó que ACA, la Asociación de Cooperativas Argentinas, explicó que hay una gran falta de competitividad. También representantes del sector Ruta del Vino aseguraron que siguen invirtiendo en las bodegas y sus mejoras para recibir turistas, pero los números no dan, como aseguró Daniel Bielsa de Viñas de Segisa. Horacio Ripalta de la Cámara de Bodegueros explicó que desde hace años compran los insumos elementales en grupos, para disminuir los costos, pero hoy el momento inflacionario hace que no sea suficiente. El agro quema.

