Para que no se pasen el día frente al televisor; que puedan despegarse de la compu, la tablet, la Wii y la PlayStation o cualquier aparato que ofrece jueguitos a cambio de una carga de batería; que se pongan en movimiento y que no se pasen buena parte del día durmiendo o en la calle frente a diferentes peligros.

Y en el mejor de los casos, para que se hagan de nuevos amigos, para que se diviertan, para que puedan defenderse en el agua, para que incorporen valores y conocimientos de manera un tanto menos formal que en la escuela. Todo esto y mucho más se puede encontrar en una colonia de verano o escuela de natación para niños, a las que por suerte todavía hay tiempo de integrarse, según explican los responsables de estos espacios que se desarrollan tanto en diferentes clubes privados de la provincia como las que organiza el mismo Estado.

Es que los chiquitos de la casa llevan un mes de vacaciones y a esta altura del calendario son inevitables las frases repetidas de todos los años y en más de una familia, del tipo ‘estoy aburrido”, ‘no sé que hacer”, ‘todos se van de vacaciones, menos yo”. Si bien algunos papás se resisten a recargarles las agendas a sus hijos en tiempo de receso escolar y prefieren dejarlos librados a las ‘actividades que aparezcan”, otros, por el contrario, encuentran en las colonias de verano una salida interesante y un paliativo recreativo al ocio.

La pregunta del millón parece ser ¿qué beneficio tienen? y las respuestas son tantas como opciones existen. Desde socializar con otros (pares y adultos), hacer actividades diferentes y conectarse con la naturaleza, descubrir nuevos intereses (tanto deportivos como culturales), aprender límites e inclusive fomentar el uso constructivo del tiempo libre.

De hecho, quizás la mayor clave para quienes están al frente de estos espacios recreativos sea no agobiar a los niños con actividades y medir el nivel de exigencias. ‘No hay que olvidarse que los chicos están de vacaciones. Yo siempre digo si disfrutamos todos, los niños especialmente, pero también los profes y los papás al ver a sus hijos felices, está todo bien y vamos alcanzando el objetivo”, resume sus intenciones Rodolfo Luna, un más que experimentado profesor de Educación Física que hace 23 años está vinculado al trabajo de colonias de vacaciones en la UNSJ, de la cuál ahora es el coordinador general.

Sin lugar a dudas, estos espacios y por qué no verlos desde este punto de vista también, son una manera de estructurar el tiempo libre, que en vacaciones es enorme.

A esta premisa se suma un condimento más, del cuál todos los clubes buscan alternativas, ofrecerles un espacio para experiencias y vivencias nuevas, más allá de la natación, que suele ser el anzuelo para enfrentar al calor.

‘Si bien se destina un buen porcentaje del tiempo al aprendizaje de estilos, también se usa la pileta para hacer actividades recreativas en el agua que son tan o más importante que lo anterior. Pero esto no es todo, el juego aparece en otros espacios, además de la posibilidad de sorprender a los chicos con una oferta interesante que incluye trekking, buceo, kayak, parapente, entre otros deportes aventura que son un gran atractivo para los chicos”, detalla Marcos Gómez, quien está al frente de las actividades de verano para chicos entre 3 y 17 años en el Club Banco Hispano.

Maratones, baseboll, arquería, escalada y montañismo, actividades de vida en la naturaleza y campamentismo (lo más esperado por los más chicos, según las experiencias de los docentes a cargo), pero también nociones cocina y nutrición, higiene personal, inclusive el desarrollo de espacios de expresión artística y comunicativa (como una radio comunitaria a la hora de la merienda para informar las novedades de la escuela de verano) son otras de las alternativas que suman en el Palomar e inclusive en el Club Macabi o el Centro Comercial de Santa Lucía.

‘Los adultos deberíamos entender que hay otra educación que se vivencia fuera de las aulas, la llamada "no formal", la que se desarrolla en la casa, en el barrio, en la calle, en los clubes. Y justamente las colonias de verano son excelentes oportunidades formativas, no solo como herramientas educativas sino para la promoción de valores como la solidaridad y el respeto por el prójimo, por las normas, la cooperación, la diversidad y la tolerancia. Como dice el profesor Oscar Incarbone, "hagámoslos mejores ciudadanos, alegremente, recreativamente, ¿cómo? Jugando. Eso es lo que a diario pasa en las colonias de vacaciones”, cuenta el profesor Roberto Murúa, quien se divide los horarios de los meses de diciembre, enero y febrero, entre dos clubes que funcionan en Santa Lucía, como ser Macabi y el del Centro Comercial de ese departamento.

Y justamente, el profesor Rodolfo Luna, concentra en su respuesta buena parte de lo pretendido en las colonias: ‘muchos chicos vienen en busca de contención, de seguridad dentro del agua o de una palabra de aliento y del abrazo del profe. Eso es impagable para cualquier papá, es inolvidable para el chico para toda su vida y sin lugar a dudas una manera divertida de pasar el verano entretenido y haciendo actividad física y social”.