La inflación, en economía, es conocida como el "impuesto de los pobres", ya que afecta con más fuerza a los trabajadores asalariados, y en particular a quienes realizan tareas "en negro". Esto se debe a que un empleado no puede ajustar sus ingresos a la misma velocidad en la que lo hacen los precios, por esta razón, su salario va perdiendo poder de compra. Así lo explica el economista sanjuanino Eduardo Coria Lahoz. Es que en los últimos tiempos, la situación económica en el país desembocó en una escalada entre precios y salarios. En ese sentido, las repercusiones en los hogares argentinos no se hicieron esperar. Ante esta situación hay que utilizar estrategias para utilizar el dinero de la mejor manera posible hasta que esta tormenta económica sea superada.
Cuando hay una carrera inflacionaria, la única alternativa que queda es gastar el dinero lo más rápidamente posible, de forma tal que los aumentos de precios impacten lo menos posible.
Una alternativa es comprar en cuotas, fijas y en pesos, con lo cual está adelantando el gasto de los ingresos que percibirá en el futuro. La consigna, en este caso es tener en cuenta cuál es el incremento que sufre el precio del bien, al comprarlo en cuotas (es la famosa diferencia entre el precio de lista y el precio de contado). Si el "precio de lista" es un 20 por ciento mayor que el precio de contado, 20 por ciento es el costo que deberá afrontar por realizar la compra en forma financiada. Si este recargo es fijo, lo ideal es comprar en la mayor cantidad de cuotas posibles, ya que así el impacto será menor.
Coria Lahoz comenta que, un tema que se ha puesto de moda en los últimos tiempos en Argentina, son las promociones que lanzan las tarjetas de crédito, los fines de semana o una vez por mes. Por lo general estas promociones surgen de acuerdos comerciales entre la tarjeta de crédito de un banco en particular y una cadena comercial, como es el caso de algunas cadenas de supermercados o de electrodomésticos.
En estos ejemplos, la promoción suele incluir un descuento por sobre el "precio de lista" (que por lo general es el precio que obtendría si pagara de contado) y el pago en 10 ó 12 cuotas fijas sin interés. De esta forma, el cliente obtiene una muy buena financiación a "costo cero’.
Si la compra, es una "compra programada’ (por ejemplo para un cumpleaños o una fecha en especial), vale la pena tomar la previsión de esperar a la fecha en la que su banco ofrece la promoción y hacer la compra, obteniendo un beneficio que, para una inflación del orden del 25 por ciento anual, le va a generar un ahorro del orden del 10 por ciento al 12 por ciento sobre el monto de la compra.
Ahora bien, esta recomendación es absolutamente inútil si no cancela la totalidad del saldo de la tarjeta de crédito al vencimiento, ya que las tasas de interés que cobran los bancos por financiar estos saldos llega en algunos casos a valores de hasta el 60 por ciento anual, con lo cual le podrá "ganar a la inflación", pero perderá por goleada, frente a los bancos, concluye el profesional.