En estos tiempos dónde la vida social está super
valorada -tanto que hasta por una red social
se puede conseguir amigos virtuales o
contactarse con los reales- más que nunca
vuelve a cobrar vigencia la pregunta del millón:
¿puede existir la amistad entre el hombre
y la mujer?

Hay tantos detractores de la incógnita como
defensores de probablemente uno de los sentimientos
humanos más puros. Por ende, difícil
es ponerse de acuerdo. Dependerá por
supuesto de quienes sean protagonistas de tal
relación y de las intenciones que tengan de
esta.

Vale aclarar que si bien científicamente se
llegó a la conclusión que difícilmente una
mujer y un hombre heterosexuales puedan
ser solo amigos -en 2012 se publicó un estudio
de la Universidad de Wisconsin-Eau Claire
(Estados Unidos), basado en las respuestas de
88 parejas de estudiantes universitarios que
por separado como frente a frente uno del
otro, hablaban sobre los sentimientos románticos
que pudieran o no haber tenido hacia
ese amigo; como resultado se obtuvo que
hombres y mujeres juzgan desde distintos
parámetros la relación que sostienen con su
contraparte. En definitiva, aseguraron los
investigadores que son los varones quienes
sienten mucha más atracción hacia sus amigas-
sin embargo, hay en San Juan muy buenos
ejemplos de cómo los afectos entre ellas
y ellos, están por encima de todas las cosas.

RAQUEL GOURIC – GONZALO ZAVALA

Los que se siguen juntando a jugar

Fueron compañeros inseparables en el jardín de infantes.
De esos que buscan sentarse juntos en la misma
mesa para compartir la merienda o que eligen los mismos
“rincones” del jardín para que nadie interrumpa
sus juegos.

Siguieron compinches en la primaria. En ese entonces,
Raquel Gouric se sentaba delante de Gonzalo Zavala. Y
seguían divirtiéndose. Inclusive en los momentos más
complicados. "Ella es muy inteligente. Y yo hacía todo
lo posible para que me dictara en las pruebas o al menos
me mostrara los resultados. Pero ella no se dejaba torcer.
Jamás hacía trampa", cuenta quien hoy está al frente de
la farmacia familiar respecto de su amiga del alma, que
trabaja en una agencia de viajes.

Ni siquiera el elegir caminos diferentes en la secundaria
-él fue a la Escuela Industrial y ella a la de Comercio
por eso se cruzaban en los recreos cuando Gonzalo iba
al mismo edificio escolar a taller-, en la universidad -ella
fue mejor promedio en la Licenciatura de Hotelería de
la Universidad Católica de Cuyo, mientras que a él le
falta un año para recibirse de Diseñador Gráfico- y en la
vida -Raquel y Javier Hrabalek se casarán el próximo sábado
y su amigo es papá junto a Maru de una nena divina
de 5 años, llamada Guadalupe- pudo alejarlos ni siquiera
enfriar los sentimientos.

Quizás esto sea así porque estos amigos tienen un secreto:
además del respeto, la confianza y el cariño que se
tienen desde 1990 hasta hoy, 24 años después de haberse
conocido, ellos siguen eligiéndose para jugar. ¿Cómo? Lo
que de pequeños era inocencia pura permaneció así por
años: y del arenero pasaron a divertirse en el padel (los
papás de ambos chicos se hicieron amigos llevándolos a
jugar al padel por años), después vinieron las épocas de
canciones y karaokes y ahora se entretienen con juegos
de mesa -Raquel es una experta en el Monopoly- y en
competencias en la play station, familia incluida.

+Nosotros jamás nos confundimos. Siempre tuvimos
claros nuestros afectos. Y nunca dejamos espacio a las
cargadas de terceros. Nunca tuvimos una pelea o una diferencia.
Y eso que no pensamos igual, por supuesto. Somos
como hermanos. Y como tal llevamos una vida
llena de confidencias compartidas”, aclara Raquel.

"Yo debo confesar que he sido más celoso de sus parejas,
que ella de las mías. La única excepción fue con Javier,
nos hicimos amigos de una. Y la flaca -tal como le dicees
íntima de Maru. A todos los chicos que se le acercaban
les decía más vale que la cuidés y no la hagás sufrir
porque ella vale oro por eso es mi amiga”, se reconoce
Gonzalo ,quien valora como nadie la palabra de Raquel.
"Si ella me lo dice, por algo es. No tiene ningún otro interés
que las cosas me salgan bien”, asegura.

TATI CARPIO – CLAUDIO BONOMO

Juntos, fuera y dentro de la cancha

La casualidad quiso que coincidieran en un
viaje a Córdoba. Y no sólo eso, que les tocara
sentarse juntos, para recorrer más de 5 horas.
Fue para ambos -que apenas si se conocían de
vista por frecuentar la cancha de San Martín,
en el caso de Claudio Bonomo por ser jugador
de las inferiores y después periodista deportivo
que transmitía los partidos del club y en
el caso de Tati Carpio porque además de ser
una fanática del "Verdinegro”, su papá era
por ese entonces (hace por lo menos 20 años)
dirigente- uno de los mejores viajes. Al menos
el que les permitió -además de divertirse,
reirse mucho y descubrir miles de coincidencias-
encontrar a esa persona cercana
como no hay otra en sus vidas.
"Yo a la esposa de Claudio le dije ni bien la conocí
que yo soy la persona más importante en
su vida porque estoy en las buenas y las malas,
como ninguna otra. ¡Porque las otras chicas
están de paso! Si lo aceptaba, tendría todo
mi apoyo”, dice Tati con una risa estridente e
indisimulable que se mezcla con las palabras,
algo frecuente en las charlas de estos amigos.

Además de ser confidentes y muy cariñosos,
ellos comparten un gran amor por el fútbol,
pese a que rara vez se puedan encontrar en
las tribunas, por el trabajo de Claudio.
"Tati es una mujer perfecta. Con ella se puede
hablar de fútbol porque sabe y entiende de
qué se trata. Piensa como "un vago más” en
este sentido. Pero es mucho más que esto. Ella
es la que me da la visión femenina en muchas
cosas de la vida. Y eso es muy valioso
porque me permite actuar mejor. Yo confío
ciegamente en ella. Pero también ella es la
que me llena de gestos: me escucha en la radio
-Bonomo es periodista de Radio Sports- y ni
bien digo la primer palabra sabe cómo estoy,
entonces me manda ese mensaje justo al celular,
ese mensaje que me alegra el día o me
da el consejo que necesito”, la define.

Nobleza obliga decirlo: este dúo inseparable
tiene un integrante más y es Raúl Antuña, exjugador
de fútbol, con el cuál son incondicionales
gracias a San Martín.

"Ambos son mi propiedad. Y eso lo saben las
familias de cada uno para evitar que ellos se
confundan. Porque nosotros tenemos muy
claro los límites de nuestra amistad. Somos
eso y nada más. El resto, que digan lo que
quieran, es problema de ellos. Mientras las
personas importantes para nosotros sepan de
qué se trata, es suficiente. No creo que haya
que ir por la vida explicando por qué uno se
adora, se abraza, brinda y comparte un asado,
habla durante horas. Somos amigos y la confianza
es total”, cuenta Tati, quien no puede
pasar ni siquiera un día, sin tener al menos
un contacto con sus reyes, tal como los nombra
a Claudio y a Raúl. Los hermanos que la
vida y la cancha le puso en el camino.