Si nos tomamos el trabajo de analizar con detenimiento la evolución de la superficie cultivada con olivos en San Juan y cotejar los resultados productivos obtenidos en los últimos años, nos permite hoy concluir que el conocimiento de la adaptación agroclimática hubiera sido fundamental para el desarrollo sustentable de esta actividad.

Este estudio fué desarrollado por Germán Babelis y Facundo Vita, ingenieros agrónomos especialistas del INTA EEA San Juan.

Durante las décadas de los 80 y 90, en la Provincia de San Juan y principalmente en los valles del Tulum, Ullum y Zonda se produjo una notable expansión de su frontera agrícola, promovido principalmente por la transferencia de fondos públicos a las empresas que diferían el pago de impuestos hacia inversiones en proyectos frutícolas y forestales.Entre los frutales de común difusión en la región, el Olivo (Olea europaea L.), fue uno de los que más creció motivado por un favorable contexto de precios internacionales y por un constante aumento en el consumo mundial de los aceites de oliva vírgenes dada su características de alimento saludable. Según las estadísticas oficiales (SAGyP, 2009)se registraban al 2006 una superficie implantada de más 18 mil hectáreas.

Errores del pasado

La búsqueda de nuevas zonas para plantación de olivos se basó en el análisis de ciertos criterios entre los cuales el tamaño de la finca, la disponibilidad de energía eléctrica y de agua subterránea, así como también el valor unitario de las tierras, tenían el mayor peso en la decisión de compra de tierras. En un segundo lugar, podríamos agrupar aspectos tales como tipos de suelos, cercanía a bienes y servicios, disponibilidad de mano de obra especializada, entre otros; mientras que la caracterización climática del lugar fue relegada a un aspecto de menor importancia para la toma de decisiones de dónde invertir con esos fondos públicos.

Un ejemplo a destacar es lo sucedido con los nuevos olivares implantados en el Valle del Tulum. 

Este, como otros valles olivícola de la Argentina, presenta una geomorfología típica de una depresión que se extiende entre cordones montañosos. Los suelos se formaron por acción conjunta de aportes de material de transporte fluvio-eólicos que, según el relieve de cada lugar, terminaron por definir un patrón con mayor o menor heterogeneidad espacial de tipos de suelo, con definidas características y cualidades.

Esto mismo sucede con aspectos del clima cruciales para la agricultura como lo son la temperatura, humedad e incidencia de los vientos que varía según altitud, pendiente y relieve de cada sitio. El drenaje de masas de aire frío desde el pedemonte hacia las zonas bajas del valle provoca diferencias notorias en la duración e intensidad de las heladas. A modo de ejemplo, en una noche en particular hemos registrado una mínima de -0,3 grados centígrados con una duración de helada de una hora en una zona ‘alta con pendiente’ (Parque Industrial de Campo Afuera, Albardón), mientras que en una zona ‘baja y plana’ la temperatura fue de -7 grados centígrados con una duración de la helada de 9 horas (Villa Independencia, Caucete).

Los magros resultados productivos logrados en numerosos montes de olivo, mostraron la necesidad de que se comience a trabajar en el uso de herramientas de gestión del territorio que permitan clasificar las tierras para usos específicos. 
Metodología

La Evaluación Edafo-Climática de Tierras es una herramienta que consiste básicamente en comparar los requisitos de un determinado cultivo con las cualidades de la tierra, para de ese modo llegar a concluir cuan apto o recomendable es un sitio específico para alcanzar un resultado productivo exitoso bajo un manejo agronómico amigable con el medio ambiente.

Cuando hablamos de requisitos del cultivo se hace referencia a tolerancia a salinidad del suelo, a requerimiento de horas de frío, a susceptibilidad a heladas, entre otras. Por otra parte, conocer las cualidades de la tierra implica recabar información de aspectos físico-químicos del suelo, de las características del relieve y de la evaluación de las temperaturas diurnas y nocturnas de todo el año. En éste último caso,a través de la comparación con estaciones agro-meteorológicas de referencia y de la modelización de la información, se puede reconstruir la historia climática para luego poder inferir como es la probabilidad de ocurrencia de alguna adversidad climática.

INTA San Juan, en conjunto con especialistas en climatología de la Universidad de Buenos Aires y consultores locales, empezó a trabajar en este sentido hace unos 10 años. Las primeras acciones se desarrollaron en las provincias de San Luis (Nogolí 800 ha), Neuquén (Añelo 3.000 ha) y San Juan (Campo Caballo Anca 70.000 ha).

En el año 2011, se comenzó a trabajar en un proyecto para identificar y clasificar zonas por su aptitud agroecológica para el desarrollo del cultivo del olivo, a solicitud del gobierno de San Juan por intermedio del Consejo Federal de Inversiones. Siendo el riesgo de heladas uno de las adversidades más determinantes sobre la productividad de éste cultivo, sólo se contaba con la información histórica de las estaciones meteorológicas de sitios puntuales. Fue entonces necesario, mediante la instalación de 70 termómetros, efectuar una campaña de medición para estudiar el proceso de generación de masas de aire frío y su drenaje altitudinal, a fin de determinar los distintos grados de exposición a las heladas.

Conclusiones

Luego de generar las bases de datos toda la información fue sometida a cálculos con una ecuación ponderada que tuvo en cuenta los factores críticos de clima y suelo obteniéndose finalmente un Índice de Aptitud para un uso específico para cada punto del mapa generado. Del estudio se pudo concluir que :

* Un 20,5% de la superficie del Valle del Tulum sería apta para desarrollar el cultivo del olivo, lo que representa unas 90.000 ha. Cabe destacar que esta superficie disponible equivale a la superficie actualmente implantada en toda la Argentina.

* Por otra parte, casi el 80% de las tierras son marginalmente aptas o directamente no aptas para este cultivo agroindustrial.

* De este trabajo se desprende que más del 60% de la superficie implantada con olivos bajo la Ley de Diferimientos Impositivos, se ubicó en zonas no aptas.

* La evaluación agroclimática de las tierras constituye una poderosa herramienta de gestión pues ayuda a articular con gobiernos y otros organismos, acciones sobre el territorio con el fin de propiciar un uso y manejo sostenible de la tierra. 
Actualmente se está llevando a cabo un estudio agro-climático de similares características en los valles 3 principales valles irrigados de La Rioja, a pedido del gobierno provincial y financiado por el CFI. El propósito del mismo es determinar la aptitud para el cultivo del olivo, nogal, almendro, pistacho y pecán, en los valles de Bermejo, Antinaco-Los Colorados. Por otra parte, se tiene previsto trabajar con los cultivos de almendro y pistacho en el Valle de Tulum.

 

La Frase

Ing. Agr. Facundo Vita – INTA EEA San Juan 

 

Ahora podemos cultivar olivos en zonas aptas. La colorimetría de mapas es simple y clara. Hubo mucha improvisación anteriormente. Son registros serios básicos.