Toda aquella mujer que tenga o críe un hijo tiene razones suficientes para festejar hoy su día. Sin embargo, hay personas que tienen esta dicha por partida doble: no sólo por haberles dado la vida en su momento, sino que por designio del destino tuvieron en sus manos la oportunidad de prolongar sus esperanzas y mejorar su salud, entregando otra vez parte de su cuerpo. En este caso, un riñón.

Sin lugar a dudas, las donaciones de órganos que tuvieron como protagonistas a Carmen Gutiérrez y Carolina Varzola solo un ejemplo de lo que las madres son capaces de dar a sus hijos. Literalmente, alma, corazón y vida.


Un trasplante, una oportunidad

Si bien en Argentina se promueve por lógica la donación de órganos de pacientes fallecidos, no deja de celebrarse cada vez que hay un trasplante de donante vivo. En este caso, pueden ser donantes tal como lo estipula la ley, aquellos que tengan hasta un 4º grado de consanguinidad, esto es abuelos, padres, hijos, hermanos e inclusive primos. A su vez, también se permite la donación de órganos entre esposos, siempre y cuando sean compatibles.

En todos los casos se analizan entre otras cuestiones, la edad de receptor respeto de la del donante para que el órgano a trasplantar tenga la mayor vida útil posible en el nuevo cuerpo, además de detalles vinculados a lo sanguíneo, lo genético y lo físico, según detalló Gabriel Mira, titular del Inaisa.

Los donantes vivos pueden donar riñón e hígado principalmente.