La caída de las exportaciones en las economías regionales argentinas por la falta de competitividad internacional así como el reciente fallo adverso de la Organización Mundial del Comercio -OMC-, han generado múltiples reacciones en el ámbito del comercio internacional argentino.

Por este motivo Suplemento Verde de Diario de Cuyo entrevistó a el licenciado Edgardo Bindelli, docente de Costos de Exportación e Importación de la Maestría en Administración de Negocios y de la Licenciatura en Comercio Internacional de la UCCuyo, quien además gestiona una empresa importadora y exportadora.

-El 2013 y 2014 marcaron un declive en las exportaciones de productos de las economías regionales argentinas, ¿dónde buscamos las causas?

-El año pasado se vieron los resultados de un panorama complicado respecto de los esquemas coyunturales y macroeconómicos que se terminaron de complicar. El Poder Ejecutivo en el 2013 se da cuenta de una serie de variables denunciadas por los economistas que se terminan de complicar los saldos de la balanza comercial son pequeños. La cuenta de importación de combustibles y energías sean cada vez más altas y por lo tanto el problema se grava cada vez más.

Por lo tanto comenzó con proceso de restricción a las importaciones como medida inmediata para poder generar un saldo de balanza comercial más amplio. Pero esto afecta de manera directa al nivel de actividad y en consecuencia lo que está pasando hoy, donde la industria necesita comprar en el exterior para seguir produciendo y no lo está pudiendo hacer y por ende nos está costando también poder exportar.

– ¿Cómo se sale de este cuello de botella?

-Es complicado. La realidad urgente es resolver el tema de la inversión. Necesitamos generar un proceso de inversiones fuertes.

Desde economía se está pensando en cerrar aun más las fronteras para generar mayor sustitución de importaciones en el mercado interno. Pero por generar restricción de importaciones nos estamos quedando sin oferta exportable de muchos productos y por ende se forma una espiral hacia abajo, achicando los volúmenes de comercio internacional en lugar de ampliar la brecha a favor de la balanza comercial.

La idea sería generar a través de la inversión un nuevo círculo virtuoso de crecimiento comercial.

– Y a nivel microeconómico, es decir, de la pequeña y mediana empresa exportadora, ¿qué le aconseja a los empresarios en un contexto como éste?

-Hay varios puntos a analizar. Una de ella es en la necesidad, en la medida de las posibilidades actuales, de diversificar mercados para los productos. Esto permite poder atender con un diferencial de precios. Es decir, no siempre atender a los mercados más grandes donde los valores los fija el promedio de todos los oferentes que compiten. Sino también apostar a mercados más pequeños. Es decir, no es lo mismo vender en el puerto de Rotterdan que el de Panamá. En el primero atiendo a todo el mundo y este termino de "todo el mundo", tomado literalmente y no sólo con otros exportadores argentinos.

El segundo tema clave es la construcción de una estrategia de marketing internacional estratégico permanente, posicionando a la Argentina en el mejor lugar posible. Hay que pensar que los productores de todo el mundo tienen problemas parecidos como los climáticos y el aumento de costos entre otros y por ende es importante buscar de motivarlos y apuntalar la profesionalizar la labor del comercio internacional, ya sea contratando directamente a un profesional o buscando asesoramiento externo. Para esta última opción son muy buenas las tareas asociativas. Hay que reinventarse permanentemente

– Finalmente, ¿cuál es su opinión sobre la sanción de Organización Mundial de Comercio a la Argentina?

-Todos los economistas argentinos, los consultores y asesores, las cámaras empresarias sectoriales y las ligadas al comercio internacional han dicho desde hace mucho que estas prácticas aplicadas sobre normas difusas y arbitrarias no podían durar eternamente ya que no se dan con la práctica internacional al respecto. Es más, tampoco se plantearon, por la urgencia del momento, en forma negociada con las empresas o sectores, eso hizo que todo el mundo protestara y que, a la larga, iban a tener razón. Ahora tienen razón y hay que negociar de todas formas y al mismo tiempo nuestra situación es mucho más comprometida que en el 2008, 2010 o 2012. Mientras pensemos que el mundo exterior es un caos, un desorden y no hay reglas, estamos mirando el escenario en forma equivocada y esos errores de apreciación ya los hemos visto muchas veces en los últimos años.

LA FRASE

"En el comercio exterior debemos reinventarnos permanentemente para poder sobrevivir y seguir compitiendo. Todos los exportadores del mundo tienen problemas y siguen exportando", señaló el licenciado Edgardo Bindelli.

En números

4%

es el promedio anual de reducción de las ventas externas sanjuaninas durante los últimos 3 o 4 años entre otros aspectos por la falta de competitividad internacional.