De la mano del INTA, la Argentina y otros 12 países secuenciaron el genoma del tomate. Potencial para el mejoramiento genético de sabor, nutrición y calidad. Es uno de los cultivos más importantes del mundo y ya no tiene secretos. Un grupo científico internacional, del que participó el INTA, descifró el genoma de la especie domesticada Solanum lycopersicum. El hallazgo permitirá estudiar mecanismos genéticos y moleculares determinantes de la nutrición, el sabor y la calidad de los frutos del cultivo, cuya producción nacional supera el millón de toneladas.

La información se encuentra disponible en solgenomics.net y se estima que el tomate tendría unos 45 mil genes. "Todavía se trabaja para liberar una versión curada que seguirá estudiándose para mejorar su precisión", adelantó Fernando Carrari, del Instituto de Biotecnología del INTA Castelar Buenos Aires, quien lideró el grupo de genómica estructural y funcional de especies de solanáceas, en representación de la Argentina en el Consorcio Internacional del Genoma del Tomate. Sólo dos actores latinoamericanos participan de este consorcio conformado por 13 países: además del INTA, un laboratorio de Sao Pablo. Con más de 2.300 especies diferentes, América del Sur posee la mayor diversidad de tomates, ya que es originario de las tierras altas de las costas occidentales y fue cultivado de manera continua por las diversas culturas andinas. De hecho, la palabra "tomate" proviene de la lengua azteca náhuatl, tomatl.

Por otra parte, el grupo lidera un proyecto de secuenciación del genoma de una especie de tomate silvestre (Solanum pennelli), que no es comestible ni utilizado para la producción convencional. Este desciframiento permitiría contar con un importante reservorio de alelos exóticos formas alternativas del gen, que podrían aportar características benéficas y utilizarse como fuente de diversidad para el mejoramiento a partir de, por ejemplo, cruzamientos con las especies cultivadas.