Los mapuches usaban la palabra "peñalolen", para referirse a una "reunión entre hermanos". Dicen que de allí deriva la palabra peña, que se usa en el país para denominar a encuentros musicales en los que participan cantantes, poetas, cuerpos de baile y orquestas. Así es desde hace años. Claro que no siempre se hicieron con la continuidad que se hacen hoy, al menos en San Juan, donde no hay fin de semana en el que no haya una. Tanto que antes eran conocidos los viernes peñeros, dato que está quedando en el recuerdo porque ahora también se hacen los sábados, los domingos al medio día, o los precedentes a un feriado. Otro dato que no es menor es la gran concurrencia de público que no se queda sentado en su silla escuchando cantar sino que participa activamente bailando cuecas, gatos, chacareras, zambas y hasta ritmos menos conocidos. De ese público familiar gran parte son jóvenes que cambian el "boliche" para bailar música popular argentina, comer empanadas, pasteles, compartir un vino y sobre todo deleitarse con los músicos cuyanos.

Pascual Recabarren, locutor y animador, es el más buscado al momento de conducir peñas, y por ende gran conocedor del ambiente. "Hay un cambio considerable, estimo que ha crecido en los últimos cuatro años entre un 60 y un 70 por ciento la cantidad de peñas que se hacen. Tanto que he llegado a tener tres peñas el mismo fin de semana. La gran curiosidad es el éxito de las peñas del domingo al medio día que duran desde el almuerzo hasta pasada la hora del mate, según la cantidad de artistas que haya. En este sentido también se está tomando conciencia que no es cuestión de convocar a decenas de grupos que después no pueden ser disfrutados por el público, sino que se pone énfasis en la calidad", indica Pascual, quien no sólo tiene el don de la presentación sino que también hace estallar al público con sus sentidos recitados y por su gran conocimiento del folclore argentino.

En esta movida los grupos folclóricos jóvenes tienen gran protagonismo, como por ejemplo "Labriegos", conformado en 2008, y que ya llevan realizada la sexta peña que lleva su nombre. Claro que esto no sería un dato relevante si se tiene en cuenta que a la primera concurrieron 350 personas y a la última realizada el 24 de Julio último en el estadio abierto del Parque de Mayo asistieron más de 2.500 personas, y otras 500 quedaron afuera. Para armar tamaña fiesta folclórica instalaron dos megacarpas climatizadas en las que la gente disfrutó de buena comida y números artísticos, entre los que no sólo se destacaron ellos y otros locales sino también su invitado de honor, Sergio Galleguillo.

Ni hablar de la concurrencia masiva de bailarines que llegan para no "perderse pieza", hasta que la fiesta termina.

"La participación de los jóvenes es impresionante, cada día asisten más. La música cuyana está pasando por un excelente momento ya que va toda la familia, grupos de danza folclórica que aprovechan para mostrar lo que saben. Nos da mucha satisfacción que las peñas actualmente sean interactivas. La gente no va a sentarse, va a participar del show y eso es muy bueno", explica Héctor Olivera quien junto a Juan Sarmiento se encargan desde la producción de los eventos hasta del sonido o del manejo de la movilidad para trasladar a Labriegos, grupo ganador de la peñas callejeras en la última edición de Cosquín.

La banda está integrado por Exequiel Morales en batería; Juan Manuel Castro en bajo, Cristian Balmaceda, Ricardo Martínez (Bebe), y Claudio Martínez (Coty) en guitarras y voces (todos entre 19 y 33 años). Además de un repertorio tradicional cuentan con canciones propias incluida una resbalosa cuyana, un estilo menos conocido.

Algunos de los integrantes al igual que los de La Parra, La Triada y La Quimera han sido bailarines, un punto que seguramente influye al momento de elegir los temas e invitar al público a la danza.

Enzo Ferreyra quien integra el grupo Tayté junto a sus hermanos Diego y Leonardo, y el tecladista Nicolás Balmaceda (todos tienen entre 25 y 36 años), asegura que "el interés de los jóvenes por la peñas ha crecido de una manera increíble. No dudan en juntarse para ir a donde sea a escuchar música y bailar. Creo que se debe a que contamos con muchas academias de folclore, a que los músicos han sumado instrumentos como bajo, batería y guitarra eléctrica que de alguna manera moderniza el folclore, que hay muchos grupos jóvenes. Claro que todo esto sucede gracias a los cantantes mayores que siguen vigentes y transmiten su música".

Pascual considera que Soledad Pastorutti, fue una de las figuras que influyó mucho en los jóvenes para volcarse a la música folclórica, aunque al momento de la verdad no es privativo de este grupo etario ya que cada vez hay más adultos o mayores que aprenden a bailar folclore y no escatiman en hacerlo públicamente.

Javier Recabarren (27), también locutor y presentador, cuenta que hay peñas con distintos perfiles. "Están las netamente cuyanas en las que se canta mucha tonada y no se baila demasiado y están las otras con música más festivalera. Creo que el folclore está en un momento comercial muy importante por eso se da apoyo a tantos festivales. De todas maneras hay que aclarar que las peñas no son muy redituables como muchos piensan. En muchos casos se hacen para tender una mano a otro folclorista que quiere grabar un disco, que está pasando por un mal momento, o incluso para ayudar a gente que no es del ambiente. Destaco esto porque los artistas sanjuaninos son muy solidarios", indica Javier.

Nuevos seguidores

"Antes se veía al folclore como cosa de gente grande y eso ha cambiado mucho. Los bailarines buscan las peñas para ir a escuchar música y bailar. En general la familia llega a eso de las 22 y un poco más tarde muchos bailarines y otros que sin serlo se suman a la movida", explica Victoria Sánchez, bailarina y organizadora de peñas.

Labriegos, Diablito Martínez, Tayté, Dúo Díaz Heredia, La Quimera, Abelino Canto, Laura Constanza, El lechuga García, 3 para Cuyo, La Triada, son algunos de los números puestos en aquellas peñas donde se conjuga música y danza.

Los lugares más elegidos para para la movida peñera se concentran en Chimbas, Pocito, Rivadavia, Albardón y Angaco, en salones que disponen de suficiente espacio para mesas, sillas escenario y zona de baile.

Una apuesta a la renovación del folclore que conserva intacta sus raíces, pero que como en todo en la vida se va adaptando a los tiempos.