Desde el INV estamos estudiando, junto al equipo de técnicos especializados, las alternativas para facilitar todo tipo de innovaciones y cambios que contribuyan al incremento del consumo de vinos, manteniendo la genuinidad del producto. Hay que favorecer todo lo que provenga de la uva. Vinos, pasas, consumo en fresco, jugo de uva concentrado, alcohol, vinagres de todo tipo y como base de muchas bebidas que la necesitan como materia prima. Hay que diversificar la producción. No debemos perder más tiempo. Nuestro deber es ampliar la base de consumo de vino, con o sin alcohol. Es responsabilidad del INV habilitar prácticas enológicas y para ello se va a revisar resoluciones y generar nuevas, si fuera necesario, para que nuestra vitivinicultura continúe ganando mercados y adaptándose a nuevas realidades.


Que nadie se asuste. No se pretende de ninguna manera cambiar el concepto de vino ni cambiar la legislación que lo define. Lo que se pretende, es ampliar el uso de la uva para base de otras bebidas como el caso de "vino sin alcohol". No hay que temerle a estos conceptos. En varias partes del mundo ya lo vienen haciendo. Nadie quiere hacer "vino" sin uva, al contrario, lo que se pretende es darle más salida a la uva, darle más valor. Y es por lo que muchos productores vienen pidiendo: tener rentabilidad. No podemos seguir perdiendo viñateros.


Un dato: en Argentina, cada año se consumen más de 33.000 millones de litros de bebidas con o sin alcohol, desde infusiones, aguas, cervezas, vinos e incluso espirituosas. El vino sólo representa el 2,7% de ese volumen.


El negocio de la sed se agranda, comprime al vino y nos hace creer que nuestro mercado es sólo el de los momentos únicos o de festejos pequeños. Estamos encerrados en un espacio cada vez más chico. Oponerse a la innovación nos aleja del negocio.


Escuchamos a todos. Desde el primer día este equipo de trabajo del Gobierno nacional, legisladores, gobiernos provinciales, entidades vitivinícolas y hacedores, se fijaron un objetivo común: dejar de perder consumidores. Demos la posibilidad a que vinos de baja graduación y sin alcohol sean una solución que debemos trabajar para que, en el futuro, podamos festejar grandes cosechas.



*Por Hugo Carmona Torres. Vicepresidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura.