Esta es una realidad muy dura para los ajeros locales. Más del 60% del ajo del Valle de Tulum anualmente es comprado por los empacadores y exportadores mendocinos. Lo buscan para mejorar su romaneo, no sólo de calibre, sino también en calidad.

En Calingasta, por ejemplo, la producción de 350 de las 500 hectáreas plantadas totalmente fueron cosechadas y enviadas a Mendoza en la campaña que termina. La falta de financiamiento para poder cosechar y exportar es un gran problema y si bien la Indicación de Origen gestionada desde el gobierno local, el municipio y el Procal Cuyo amortiguarán el problema, los productores requieren además capital para defender sus cosechas.

"Se ha vendido todo el ajo", indicó Bruno Perín, agregando que "la especulación de los grandes exportadores hizo que a los productores se les pagara menos".

Respecto de la nueva campaña destacó "hay mucha precaución con respecto al agua. El ajero tratará de subsistir y asegurar por lo menos la semilla a pesar de la sequía. Muchos están buscando tierras en los valles cordilleranos".

Por su parte Alfredo Figueroa, presidente saliente de la Cámara de Ajeros local, consignó como principal desafío del sector "el terminar con la dependencia de los empacadores mendocinos para vender el ajo. Más del 60% del ajo sanjuanino es remitido a aquella provincia".

Figueroa advirtió además que "si bien los precios se han mantenido, la inflación de los dos últimos años supera el 50% en los costos de producción y no que olvidar que nosotros no imponemos los precios, sino China. Además, hay competidores como Chile, que van creciendo".

Por su parte desde Calingasta Marisol Sánchez destacó "es muy difícil llegar al final de la cosecha con los precios obtenidos. Llegamos sin aires y obligados a malvender el ajo".

Precios y calibres

En cuanto a los calibres la campaña presentó un romaneo del 10% del calibre 7, 55% del 6, 25% del 5 y 10% del calibre 4.

Los precios de exportación por su parte en promedio se han mantenido: U$S 28 el calibre 7, U$S26 el 6 y U$S24 el 5. Siempre hablando de la caja de 10 kilogramos.

Se vendió todo, incluso el ajo de segunda, a U$S20 la caja de 10 kilogramos. Lo poco que queda, está cotizando entre U$S32 y U$S28 la caja. Pero claro está que en esta época el descarte ya es mayor y la deshidratación se lleva un 15%.

Al productor los números le pintaron distinto. Se anunció entre U$S1,4 a U$S1,8 por kilogramo y terminó recibiendo U$S1,20 en un año donde los rindes cayeron alrededor del 20%.