El organismo cumplió 60 años de toma ininterrumpida de datos en sus unidades de todo el país. Un trabajo en red junto al Servicio Meteorológico Nacional (SMN) y universidades nacionales de todo el país.

La línea de tiempo comienza en 1950 cuando el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) crea un observatorio en Castelar que comienza a funcionar en enero de 1951. Ya en 1962 es transferido al INTA y esta actividad pasa a ser fundamental para el instituto.

Con la creación del programa nacional de agrometeorología, se integraron más de 40 experimentales a la red de estaciones que en la actualidad recolectan información para el análisis de la evolución de las condiciones climáticas.

Entre las actividades diarias que se realizan en el observatorio se encuentran: la medición de la temperatura del aire a distintas alturas y del suelo, la precipitación datos que sirven para el cálculo de necesidades de agua de los cultivos, presión atmosférica y también se determinan las velocidades de los vientos.

Los instrumentos aportan información fundamental para la toma de decisiones. De esta manera, la caracterización agroclimática de aptitud para diferentes cultivos, los sistemas de alarma de heladas, enfermedades, plagas y malezas, así como pronósticos sobre rendimientos y cosechas, están basados en estos datos.

La evolución de la tecnología más la necesidad de fortalecer la red agrometeorológica impulsaron el desarrollo de Nimbus THP: la primera estación automática lograda mediante un convenio entre el INTA y la Universidad Tecnológica Nacional (UTN).

La Nimbuses termo-higro-pluviométrica (THP), es decir que se compone de un pluviómetro, higrómetro y termómetros de máxima, mínima y para el suelo.

En todo el país se instalaron 150 estaciones ubicadas estratégicamente en sitios de interés local y regional. Cada módulo se comunica vía internet cada 10 minutos a un sistema servidor de base de datos. El próximo paso es la incorporación de unidades para la transmisión de datos vía celular.