El Salvador, un tradicional sitio minero en Chile, se convirtió en el nuevo ícono de la recuperación de la mano de la minería. Es que el lugar estaba casi por completo paralizado, pero ahora es el nuevo caballito de batalla tanto para las nuevas inversiones en su actividad cuprífera, como en el desarrollo de tecnología.
El próximo 28 de noviembre, el campamento minero de El Salvador cumplirá 50 años desde su inauguración. Y tal parece que no será uno de sus últimos aniversarios, como muchos pensaban, después que en 2005 Codelco anunciara el cierre de las operaciones para principios de la próxima década. Esto, porque los ejecutivos de la minera estatal trabajan en nuevos proyectos que sigan preservando la vida de El Salvador y así mitigar los efectos socioeconómicos que ello significa.
Sin embargo, las esperanzas de prolongar el yacimiento provinieron de la otra minera estatal, Enami. Durante 2008, y antes que el precio del cobre se desplomara, Enami reenvió a la fundición de El Salvador cerca de 1,8 millón de toneladas de mineral, durante 10 meses seguidos, lo que significó que la división preservara parte del poco material explotable que le va quedando.
El otro proyecto “salvador” es San Antonio, que involucra reexplotar la “Mina Vieja”, un yacimiento abandonado en los años 50, y que ahora con tecnología de punta se puede volver a trabajar. La producción sería de unas 30 mil toneladas de cobre fino al año, por unos 15 años. Codelco Salvador también quiere repotenciar sus otros activos: la fundición y refinería de Potrerillos y el puerto de Barquito.
“Esas operaciones están plenamente vigentes, porque atienden a varias mineras de la región y lo seguirán en el futuro”, afirma el gerente de comunicaciones de esa división, Rodrigo Vargas. Sin embargo, el proyecto estrella que Codelco resguarda celosamente son las investigaciones tecnológicas para reexplotar El Salvador, con lo que podría aprovechar una reserva de un millón de toneladas de cobre.
La cuprera estatal destinó para esto 8 millones de dólares, a través de la empresa Biosigma, de copropiedad con su socia japonesa Nippon Mining & Metals Corporation, que estudia la reexplotación de minerales desechados a través bacterias. Los resultados deberían estar listos en ocho años más.
(Informe: Chañarcillo, Chile).