Y eso que parece ser tan simple, puede ser un punto de partida para una guerra.

Dura, cruenta, seria, fea; como sea que se la mire, pero toda guerra deja sus consecuencias.

Es que para toda actividad se necesita agua, para la industria, también la construcción, los espacios verdes, el turismo, etc.

Y se justifica más la escasez, si vivimos en un desierto como San Juan, que posee un escaso 1,4 % de su territorio cultivable, según diversos especialistas.

Esta semana, se armó el conflicto entre Gioja, quien dijo +No cambiaremos el Código de Aguas+ y los productores de todo lo vegetal que se hace en tierras de San Juan, porque estuvieron presentes y fuertemente en contra de modificar la forma de distribución del líquido elemento los presidentes de la Sociedad de Chacareros, la Cámara Exportadora de Frutas y Hortalizas, la Cámara de Productores de Pocito, Asociación Sanjuanina de Productores de Semillas, Cámara Vitivinícola de San Juan, Cámara de Productores Vitícolas, Federación de Viñateros y Asociación de Viñateros Independientes y el Centro de Productores de Calingasta. Solicitaron que no se toque una letra de la ley.

Piden algo natural: que se incorpore más personal en el área y que se lo jerarquice, para que la Dirección de Hidráulica trabaje eficientemente.

Urge realizar en San Juan un censo satelital de todo lo verde y productivo. Ya el sector vitícola y el semillero han mostrado el camino correcto, haciendo la georreferenciación de sus cuarteles y lotes, teniendo las superficies ajustadas, pero es absurdo que del resto no se sepan datos certeros.

Cabe destacar que a mediados de 2009, ya Suplemento Verde vaticinó el tema de la falta de agua que se venía, según un estudio del Laboratorio Climatológico Sudamericano.