La familia Igualada tiene una larga historia vinculada a la minería de la provincia. Tanto así, que recientemente, Juan José, actual presidente de CASEMI, encontró entre los viejos baúles empolvados de la familia una guía minera publicada en mayo de 1943.

Este documento fue editado en el marco del Primer Congreso Minero Argentino que se celebró en la provincia de San Juan. “Fue mi bisabuelo, Remberto Baca, el por entonces presidente del Centro Minero de San Juan quien estuvo a cargo de la organización del congreso. Es por eso que teníamos esta reliquia guardada, la cual encontré hace un mes aproximadamente”, explicó el titular de la cámara de servicios mineros.

El documento toma relevancia porque demuestra que San Juan es una provincia vinculada desde siempre a la actividad minera nacional. “Creo que el documento que se ha encontrado recientemente es la demostración viva de un sueño que no pudo hacerse realidad”, comentó el historiador Edgardo Mendoza. Y continuó: “En esa época el gobierno nacional estaba dando señales de comprometerse en el conflicto bélico que entonces se desarrollaba (Segunda Guerra Mundial), junto a Estados Unidos y Gran Bretaña y en contra de la Alemania nazi. Entonces de haberse concretado el apoyo a los aliados hubieran aparecido importantes capitales norteamericanos para desarrollar la minería nacional y provincial, sobre todo en el área de los recursos estratégicos como: cobre, plomo, azufre, etc.”. Estos minerales mencionados anteriormente fueron esenciales para la fabricación de armas y explosivos utilizados en el conflicto bélico.

Sin embargo, el historiador sanjuanino explicó que pocas semanas después de mayo de 1943, las Fuerzas Armadas dieron un golpe de estado y depusieron al conjunto de autoridades civiles que buscaban el desarrollo de la industria minera nacional.

“Es una opinión muy generalizada, que el objetivo principal del golpe de junio de 1943 fue impedir que nuestro país se alienara con los aliados, porque eran germanófilos y estaban dispuestos a hacer todo lo que estuviese a su alcance para impedir la derrota de Alemania. Esto enfrió cualquier posibilidad de inversiones norteamericanas en la minería local y en cualquier otro sector. A su vez, Alemania que ya estaba perdiendo la guerra y estaba totalmente incapacitada para invertir en nuestro país, por lo que el sueño del desarrollo minero quedó simplemente como eso, un sueño”, recordó Mendoza.

La historia provincial cuenta que los seis primeros meses después del golpe de estado presenciaron el nombramiento en San Juan de varios interventores militares, hasta que el 10 de enero de 1944 se lo nombró a David Uriburo, “cuyo único merito era una ilimitada simpatía por los nazis”, aclaró Edgardo Mendoza. Sin embargo, el hecho tuvo muy poca repercusión ya que tan solo cinco días después se produjo el gran terremoto de enero de 1944. Motivo por el cual, las preocupaciones de San Juan por muchos años “fueron vivir el luto y encarar la reconstrucción total de la provincia”.

La guía minera publicada en el marco del primer congreso minero argentino contiene una gran cantidad de información en materia legal, de recursos y formas de trabajo propios de la época. “Como pueden ver todos aquellos que han podido estar en contacto con este histórico documento, todas las publicidades y empresas mencionadas en esa época son todas de Buenos Aires. En parte también mi intención es mostrar que la minería en la provincia de San Juan existe desde hace cientos de años. No es algo que comenzó con el inicio de Veladero. Existía desde mucho antes que nosotros y va a seguir existiendo, independientemente de los gobiernos de turno”, comentó Igualada. Y concluyó: “A mi entender hay que seguir trabajando en el desarrollo sustentable de esta industria. Promover las empresas locales, para que no vuelva a ocurrir que tan solo las mega empresas de Buenos Aires tengan solo participación y poder de decisión como ocurrió hace 70 años cuando mi bisabuelo organizó el congreso minero argentino”.