Veladero es sin duda alguna, la puesta en escena de la Gran Minería en San Juan. Pero, ¿qué cambió a partir de la mina iglesiana? En principio, la generación de cientos de fuentes laborales para los sanjuaninos. Sólo en sus inicios, entre los años 2002 y 2003 con las tareas de exploración, el proyecto Barrick ocupó a 70 personas. Luego, en su pico fuerte de construcción, 4400 personas fueron empleadas para diversas tareas. Ello implicó apertura de caminos y refugios, catering, alojamiento y toda la logística necesaria para semejante cantidad de gente. Ya en operación, en octubre de 2005, eran 660 la cantidad de trabajadores empleados.
Un reciente estudio elaborado por la consultora Malthus, expresó en cifras el impacto económico y social de las actividades en la mina. Según este estudio, “representan el 23% del PBI de San Juan y un mejoramiento en todos los índices socioeconómicos en indicadores como la población en condición de pobreza y la mortalidad en general”. En cierto modo, un mejoramiento general de la calidad de vida.
En consonancia con estos cambios, comenzaron a tener relevancia los proveedores de servicios mineros. Así, se conformaron organizaciones que los nuclean como la Cámara Argentina de Proveedores de Servicios Mineros (CASEMI) y la Cámara de Empresas Prestadoras de Servicios Mineros (CEPSM). Cada una con su impronta personal, asesoran a los prestadores y generan nichos en los que puedan insertar sus servicios. Y si de servicios se habla, es innumerable la cantidad y variedad que surgieron a raíz de la minería. Con el transporte a la cabeza, la lista abarca servicios de catering, lavandería, limpieza, mantenimiento de vehículos, medios de comunicación, confección de ropa y hasta la provisión de botiquines especiales para la gente de alta montaña, entre muchísimos ejemplos.
En este sentido, lo que también cambió fue la concepción en cuanto a los modos de trabajo y al valor que se le da a la seguridad laboral. Hoy ya no es una novedad que para ingresar a una mina como visitante, se debe al menos, tener casco, botines con punta de acero y anteojos de sol con filtro UV. Según el rubro, las condiciones y dispositivos de seguridad irán cambiando.
Así, el que se dedica al transporte de pasajeros, sabe que antes de poner en marcha su colectivo debe exigir la lectura del protocolo de seguridad y de que cada uno de los ocupantes tenga colocado el cinturón. Es obvio que algo cambió y en esto, la importancia a la seguridad marca la pauta. Lo más llamativo, ya nadie lo pode en duda. En definitiva la diferencia de estar o no dentro del negocio minero.