En las últimas semanas, los parámetros climáticos severos que nos manejaron el ambiente, dejaron su huella. Y también para atrás, unos meses. La primavera con algunas temperaturas frescas y frías, luego normales y posteriormente los vientos tipo Zonda (y algunos del Norte) afectaron nuestras plantaciones en general.

Dialogando con productores de Albardón y Carpintería, de uvas de mesa, nos indicaban que el cuaje se vio "tocado" en variedades tempranas por esas bajas temperaturas para esa época del año. Los brotes no crecieron lo esperado, tradicional para esa fecha. Tampoco los racimos. Hubo que gastar en aplicaciones de reguladores, bioestimulantes y otros insumos, para apoyar las hormonas como auxinas y citocininas que estaban lentas por los pocos y escasos grados reinantes en meses primaverales.

También pasteros nos comentaron que perdieron porcentajes variables de sus cortes de alfalfa por las lluvias, el impedimento de entrar al potrero a segar, hilerar o enfardar. También a recolectar el fardo ya terminado. Pastos ardidos, callejones embarrados y daños por donde se lo mire.

Cebollas enyuyadas, ajos manchados y verduras de hojas complicadas de cosechar fueron otras actividades que se vieron seriamente dañadas por los accidentes climáticos en los últimos tiempos.

También la semilla, de diferentes especies tuvo corrimiento, un fenómeno que provoca que el cuaje no sea perfecto o completo (sino sólo parcial) y con ello los rendimientos mermen en un porcentaje variable según el daño. Esto lo causaron los vientos Zonda y las altas temperaturas de 35-35º C de todos los días, que causan un arrebatamiento en la planta por el calor. Tampoco las abejas polinizaron como otros años en esta oportunidad.

El hombre ha hecho daño al clima, desde el principio de la humanidad. La Madre Naturaleza, se encarga de recordárnoslo.