La producción potencial de la cosecha 2014 se vio muy afectada por el efecto de las heladas y el efecto del stress por olas de calor, falta de agua de riego y granizo pueden no solo perjudicar esta cosecha sino la próxima.
El rendimiento de una hectárea de parral o viña va a depender del número de yemas, del número de brotes, del número de racimos, número de bayas (granos) que tenga cada uno de estos racimos y del peso de cada uno de estos granos.
La vid es una planta de hojas caducas y esto es una estrategia que tiene para soportar el invierno, es decir pierde sus hojas o sus partes verdes a partir del otoño.
Una vez que brota y está en actividad, hay dos sistemas de conducción dentro de una planta leñosa como la vid:
A) Uno es el xilema o sistema vascular por el cual circula agua y sales. La raíz manda agua y nutrientes por esta vía hasta las hojas, flujo que es favorecida por la transpiración de la hoja (savia bruta). En la hoja se produce la fotosíntesis precisamente con esta savia bruta más la presencia de luz del sol más gas carbónico captado del aire a través de pequeños poros en las hojas (estomas): De ello resulta la formación de azúcares (savia elaborada) y libera oxigeno. Todo esto lo hace durante el día.
B) El otro sistema es el floema por donde circula la savia elaborada desde las hojas al resto de la planta. Durante el día y la noche la planta respira ocupando estos azúcares formados durante el día para mantener la planta y para conformar otros metabolitos secundarios para otros destinos como aromas, color, etc.
El ciclo vegetativo de la vid en promedio en el valle de Tulum, principal oasis de San Juan, comienza a principios o mediados de setiembre con la brotación, prosiguiendo en noviembre con la floración de racimos y desde fines de noviembre hasta mazo se produce la maduración de la fruta (dependiendo de las variedades).
En abril y mayo comienzan a amarillar las hojas porque empieza a cortarse los días y a bajar la temperatura y la planta empieza a leer que llega el invierno y por eso pierde las hojas.
Durante ese ciclo pasan algunas cosas que hay que tenerlas presentes. Como para poder entender cómo impacta una helada o un golpe de calor.
El crecimiento del brote comienza en setiembre y crece hasta diciembre y enero. En diciembre y enero empieza a ‘agostar’ y esa maduración o agostamiento comienza desde la base del pámpano hasta el ápice (que comienza a transformarse en sarmiento).
Unos 20 días antes y unos 20 días después de floración (un periodo de 40 días aproximadamente) se produce en la yema del brote lo que se llama inducción de inflorescencia. Cuando se ve en un brote que el racimo está floreciendo, en las yemas nuevas de ese brote se está produciendo la inducción. La inducción indica que se está fijando el número de racimos que va tener esa yema cuando brote el año que viene. Queda grabada allí la producción del próximo año.
Para que eso se produzca en condiciones óptimas debe haber temperaturas por encima de 25 grados y una muy buena iluminación del brote, porque debe haber suficiente fotosíntesis para poder nutrir y desarrollar las nuevas yemas. Estas yemas deben alimentarse bien y para ello del pámpano debe estar bien iluminado. Debe haber temperaturas y luz en el momento de la inducción. En este momento en la vid, mediados de octubre y mediados de diciembre, es crítico por dos razones: cualquier alteración en el crecimiento del brote va a afectar tanto a la producción de este año (ya que tenemos en este momento las flores que se transformaran en racimos del año) como la producción del año siguiente porque podemos afectar la inducción de esas yemas. Cualquier situación de estrés para la planta va ser bastante perjudicial: la falta de agua, granizo, plagas, enfermedades, etc.
Aproximadamente en enero y febrero cuando comienza la maduración del sarmiento, en la yema ya hay pequeños racimitos (en realidad es el escobajo que se está formando) que se están desarrollando y se denominan ‘primordio de inflorescencia’. Esta yema en este momento ya está entrando en un proceso que se denomina endormición por el cual lee que debe quedarse dormida para pasar el invierno. La yema acumula sustancias que hacen que la yema no brote. El frio del invierno hace que estas sustancias se vayan degradando y preparando para que brote cuando hayan buenas condiciones climáticas.
Yemas de la vid
Si nosotros tomamos un nudo de un broten encontraremos allí que a simple vista podemos detectar dos yemas. Una es la yema pronta que es la que da origen a las feminelas (brotan el mismo año). La otra es la yema franca que está a un costado que en realidad no es una yema sino un yemario con 3 o más conos vegetativos que nosotros no vemos que esta cubiertas por brácteas que protegen ese yemario.
Si en invierno antes de que brote tomamos un bisturí y cortamos una yema, veríamos bajo una lupa un cono principal ubicado en el centro e importante en volumen y podemos ver los primordios de racimos preformados. Con esto sabremos como viene la carga productiva para la temporada que se va a iniciar con la brotación
Ese cono principal dará a futuro un brote que tendrá, dependiendo de la variedad, entre 6 y 12 nudos. Cuando empieza a crecer el brote empieza a elongar los entrenudos al estilo de una antena telescópica.