El turismo durante Semana Santa moviliza gran cantidad de personas quienes además de exteriorizar y profesar su profunda fe, se desplazan por otros motivos como puede ser su interés en conocer algún monumento o santuario religioso en particular, como así también por una determinada promesa en algún santo determinado. Latinoamérica durante este tiempo tan especial para el mundo católico, despliega un sinnúmero de ejemplos que revelan la importancia que tiene la actividad turística de índole religiosa. Este dinamismo está promovido en ciertos casos por las mismas instituciones eclesiásticas, que ven en el turismo una actividad que acentúa las creencias.
En la capital de Ecuador durante el Viernes Santo los innumerables santuarios quiteños son visitados por miles de fieles. Las procesiones y escenificaciones de la vida de Jesús congregan cantidad de fervientes devotos, quienes asisten esperanzados a distintos actos litúrgicos. Son famosas la romerías realizadas en Quito, como así también la del Cristo del Consuelo en Guayaquil. Otra muestra son las peregrinaciones cumplidas en Perú, en donde los rituales católicos se amalgaman con añejas costumbres quechuas. Igualmente en Bolivia se realizan típicas ferias agrarias durante el Domingo de Ramos, destacándose las efectuadas en La Paz. Nuestro país, como sabemos, presenta un crisol de santuarios marianos, templos y lugares sagrados en donde los turistas amenizan sus actividades viajeras con un respetuoso recogimiento religioso. Es notorio el éxodo de peregrinos hacia el santuario de la Virgen de Luján, en el cual los excursionistas encuentran el necesario tiempo para meditar. La devoción a la Virgen de Itatí, emblema religioso del noreste argentino, también constituye para Semana Santa un significativo polo devocional. Igualmente las provincias del norte ostentan innumerables ejemplos en los que se conjugan las creencias católicas con antiguos ritos autóctonos. Es grandiosa en Santiago del Estero la “Procesión del Señor”, el Viernes Santo o los cantos de alabanzas cantados en quechua o en forma de saetas en Jujuy.
En San Juan la actividad turística para este tiempo tan particular aún no está totalmente explotada. Y no precisamente por la falta de sitios sagrados, los cuales se hallan por doquier. Falta generar o potenciar circuitos turísticos religiosos sustentados en numerosos sitios existentes tanto en la zona urbana, como aquellos emplazados en las áreas más recónditas de nuestra provincia, tales como oratorios y demás templos históricos hermoseados con valiosas riquezas iconográficas.
Por Prof. Edmundo Jorge Delgado
Magíster en Historia
