Expertos concluyeron que, el uso responsable de este producto, no implica riesgos para la salud humana, al presentar las conclusiones del documento de evaluación de los trabajos científicos nacionales e internacionales referidos a los efectos del herbicida.
Se trata del informe final difundido por Clarín Rural, del trabajo de evaluación realizado por el Consejo de expertos, convocados por la Comisión Nacional de Investigación sobre Agroquímicos, concluyó que "no hay vestigios de glifosato en harina ni en aceite de soja".
El mismo destaca que si bien "en granos sí pueden encontrarse, con un uso responsable del producto, el consumo de alimentos y agua que contengan residuos de la molécula o el metabolito no debería implicar riesgos para la salud humana".
La Comisión recomendó además "el monitoreo de residuos. Los efectos tóxicos de la molécula, su metabolito o el tensioactivo en mamíferos no humanos se observan con vías de ingreso al organismo a dosis difícilmente alcanzables en ambientes rurales en los que se aplique el producto en forma apropiada".
También señaló que "el producto no se bioacumula", y afirmó que "el glifosato y su metabolito son sustancias ligeramente tóxicas para mamíferos".
Remarcó que "la muerte en seres humanos puede provocarse con ingestas en grandes cantidades con fines suicidas", y puso de relieve que "los estudios revisados no demuestran correlación entre exposición al glifosato e incidencia de cáncer".
"Tampoco, los estudios revisados, demuestran correlación en el aumento de defectos de nacimiento y anormalidades en el desarrollo de hijos de aplicadores", puntualizó el informe.
Subrayó que "concentraciones que llegan a alterar el ADN de células de mamíferos son improbables de encontrar en medios biológicos humanos".
El Consejo Científico Interdisciplinario fue creado por la Comisión Nacional de Investigación, establecida en enero de este año, y esta formado por ingenieros agrónomos, médicos, toxicólogos, bioquímicos y químicos, además de especialistas en biología, los cuales durante dos meses llevaron a cabo una revisión crítica de los trabajos científicos publicados sobre el glifosato a nivel internacional.
En la moderna agricultura argentina como en la de muchos otros países, se utilizan toda clase de fertilizantes, biocidas sintéticos y semillas producidas mediante la ingeniería genética (OGMs) para aumentar la producción de alimentos. Uno de ellos es el glifosato.
Varias voces del sector aseguraron que las tecnologías agrícolas modernas le han hecho un gran servicio al medio ambiente. Tan solo basta imaginar la expansión de la frontera agrícola y las millones de hectáreas adicionales que se necesitarían, por ejemplo para el maíz, si hoy se utilizaran las tecnologías que prevalecieron hace 20-30 años, con rendimientos por hectárea de 2-3 toneladas comparadas con las 8-10 toneladas que se logran en la actualidad. Los objetivos de sustentabilidad y cuidado del medio ambiente se encuentran en la actualidad muy arraigados en los esfuerzos de las instituciones.
Este herbicida inhibe la producción de aminoácidos que son esenciales para el crecimiento de las plantas", explica la doctora María dos Santos Afonso, investigadora del Departamento de Química Inorgánica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires.
Si bien se afirma que el glifosato tiene una vida media muy breve, la doctora Dos Santos Afonso subraya que el compuesto puede mantenerse en el ambiente durante tiempos más prolongados, fundamentalmente porque se adhiere a los minerales del suelo y de los sedimentos. Advierte que cuando está unido a otros compuestos, no puede degradarse; para que pueda hacerlo, tiene que estar libre. Es más, cuando se une a los minerales del suelo, no sólo no se degrada, sino que puede volver a liberarse y dispersarse.
