Desde estas páginas normalmente acompañamos durante todo el año a empresarios, productores de todos los rubros: agrícolas, agropecuarios e industriales, minifundistas, ganaderos chicos y grandes, comerciantes, alumnos, bodegueros, trasladistas, gente de servicio a terceros, frío, transporte, industria de la madera, plásticos, riego y todo aquello que tenga que ver con la producción de cualquier vegetal para la alimentación, sea primario básico o procesado finalmente para ser consumido.
Hace un par de años, y fundamentalmente en esta última temporada recientemente finalizada para la mayoría de los cultivos, donde predominan la vid y sus derivados, y ocupan un segundo lugar los olivos, que actualmente se están cosechando. Heladas mortales de casi 14 grados bajo cero (ver nota página 6), lluvias que sobrepasan registros de la suma de 3 años juntos, como es llegar a 400 milímetros entre enero y marzo, viento Zonda, algunos granizos y agentes menores están dejando al agro sin la seguridad con que antes se contaba.
Todos los chacareros están sufriendo bastante los embates de estos daños del clima, los invernaderos están desapareciendo, los viñateros de cualquier tamaño pierden muchos kilos y las frutas y olivos también.
Un factor que antes no pesaba ahora manda: el clima.
Todos piensan en el fertilizante, la mejor semilla, el barbecho top, el riego por goteo, los insecticidas y herbicidas mejores. La madera de mi espaldero, los alambres, el tractor y los implementos.
Es más, todos piensan en las fechas: de siembra, de plantación, de cosecha… pero el clima manda. Y en los últimos años nos viene ganando por goleada.
En la lista, agreguemos un factor más: el clima y mientras más sepamos de él, mejor.