La semana del 11 al 15 de abril el oro sufrió los avatares de las demás commodities al romper todos los récords: hacia abajo y hacia arriba. Así se desprende de la lectura de las cotizaciones en las publicaciones especializadas. El miércoles 13 la onza cayó por debajo de los 1.460 dólares, un piso que había solidificado a fuerza de rebotar sistemáticamente siempre por encima de ese nivel en los últimos meses. Y el viernes 15 subió hasta los 1.487,90 dólares, un nuevo registro máximo.
El fenómeno se explica en la ola vendedora de materias primas que arrastró a las bolsas del mundo el miércoles 13. Según publicó el diario El Cronista, el petróleo crudo se hundió hasta los 106 dólares el barril, debido a la difusión de un informe de Goldman Sachs que aconsejaba tomar ganancias en las materias primas. A esto se sumó una floja performance de Wall Street y el alerta máximo nuclear en Japón. Las commodities llegaron a derrumbarse hasta 1,7 por ciento.
Si bien los movimientos más violentos ocurrieron en el sector agrícola -la soja se hundió un 3% hasta los 492 dólares y el maíz perdió en igual proporción- los metales no fueron inmunes a la montaña rusa. El oro acusó la ola de ventas y perdió el nivel de los 1.460 dólares.
El mercado argentino quedó sumido en el mal clima internacional. El Merval finalizó la rueda con una caída de 1,35 por ciento. El total negociado en acciones ascendió apenas a más de 39 millones de pesos, con 46 papeles en baja, 11 en alza y 13 sin registrar cambios en su cotización. Las acciones más perjudicadas fueron las siguientes: Aluar, Petrobras Brasil, Hipotecario, Macro, Patagonia, Siderar, Francés, Ledesma, Mirgor, Molinos, Petrobras Argentina, Telecom Argentina, Tenaris e YPF, en ese orden.
El oro subió el viernes un 1 por ciento en la Bolsa de Metales de Londres, según difundió la agencia Reuters. Así marcó su nuevo récord, debido a los temores inflacionarios por el avance del petróleo y la baja calificación de la deuda soberana de Irlanda. La tendencia aurífera empujó a otros metales preciosos como la plata, que alcanzó su precio más alto en 31 años.
En ambos casos, oro y plata, se trata de alternativas de inversión que se ofrecen como reserva de valor ante posibles procesos inflacionarios globales. Hay temor de que se agrave esta amenaza, en tanto y en cuanto la Reserva Federal de Estados Unidos no eleve las tasas de interés.

