No pueden ser Melchor, Gaspar y Baltazar. Son mujeres y entre todas suman cuatro. Sobra una para cumplir al pie de la letra con la tradición católica. Pero como los Reyes Magos que llegaron hasta el establo donde tuvo lugar el nacimiento del Niños Jesús, cargados de inciensos, mirra y oro -según cuenta la tradición litúrgica-, las cuatro integrantes del voluntariado de María de Schoenstatt también peregrinaron horas antes de la Navidad por los pasillos del Hospital Guillermo Rawson para acompañar a los recién nacidos. Ellas se habían propuesto como lema para las celebraciones de este año querer "Vestir al Niño Dios'' y así lo hicieron en un acto sencillo que conjugó espiritualidad y solidaridad, dos de los pilares que se practican en este movimiento internacional.

La implacable siesta sanjuanina no fue excusa para que Gladi Gallardo -sí su nombre es particular ya que no tiene ni "y" ni "s" por lo que como ella dice, la hace más original- junto a Catalina Manrique, María Cardozo y Patricia González llegaran al centro de salud con sus cargamentos de regalos, como los Reyes Magos en Belén. En sus bolsas no había aquellos objetos simbólicos que recibió Jesús, pero sí elementos fundamentales como una primer mudita de ropa, pañales y una mantita para ser recibidos "como Dios manda".

Durante la semana que pasó, recorrieron los pasillos de Maternidad, Neonatología y Terapia Intensiva Pediátrica, para que ningún chiquito quedase sin sus regalos. Es más, si veían una mamá en trabajo de parto, a ella también le entregaban su "paquetito'', el que pudo ser armado gracias a la colaboración de las más de 100 familias que forman parte de la Schoenstatt en San Juan. En total repartieron 70 ajuares con ropita de bebé, escarpines, mantitas, pañales, chupetes. Además a cada regalo le adosaron algunos eslabones con sentido navideño como ser una estampita y un rosario, más un pan dulce para compartir y festejar por el nacimiento.

"Nosotras quisimos dejarles varios mensajes de Navidad a las mamás y sus bebés partiendo del ejemplo de la Sagrada Familia. Ese es todo un símbolo de unión para estos tiempos. Inclusive a las mamás que tienen a sus chiquitos internados por falta de peso, o por prematuros o por padecer alguna enfermedad les decíamos que no se olvidaran que el Niño Jesús nació en un establo pobre pero rodeado de amor y que sus hijos representan a ese Cristo Doliente. Quisimos compartir con ellas el símbolo de que el dinero no es todo y que lo más importante es que corazón pueda convertirse en pesebre que de contención y abrigo a ese niño que acaba de nacer. Hay que recordar siempre que cada año nace de nuevo el Niño Jesús y eso nos permite renovar el espíritu y las esperanzas'', contaron las mujeres que por primera vez realizaron esta actividad navideña, pese a que su labor se lleva a cabo desde hace años, todos los lunes de 16 a 19, en el hospital. Allí ellas se ocupan de rezar por quien lo necesita, cobijar a los que les piden consuelo y ayudar materialmente a aquellos que no tienen nada.