Precisión. En la foto, José María en su taller del primer piso sobre calle Laprida. Definió a su actividad como “sólo para tranquilos”, ya que sin paciencia puede perderse precisión en el trabajo. 

“Mi papá era joyero y desde que tengo uso de razón su taller siempre funcionó en la casa paterna. Recuerdo que con mi hermano juntábamos los residuos de oro que quedaban en la pulidora, los sacábamos con agua regia y luego eso se reutilizaba para hacer pequeños arreglos con el metal”, rememoró José María Funes sobre sus días en la casa de Jorge Julio Gómez, su papá y el dueño de la por entonces “Joyería Gómez”.  A su manera resumió la esencia misma de un oficio en vías de extinción y de los que sólo queda precisamente eso: las joyas, anillos, cadenitas o cualquier otro accesorio que en épocas de inseguridad ya no se pueden usar o sólo en ocasiones especiales. 


Actualmente José María junto a su hermano Daniel se dedican a la refinación de metales a través de “Refinadora JD S.A”. Puntualmente se dedican a la reparación y puesta en valor de piezas deterioradas como anillos, cadenas, relojes y monedas, ya sea a través de la limpieza o pulido. Para ello usan una técnica ancestral que consiste en el proceso de utilización de “agua regia”, una solución altamente corrosiva y fumante, de color amarillo, formada por la mezcla de ácido nítrico concentrado y ácido clorhídrico concentrado en la proporción de una a tres partes en volumen. “Es un proceso químico en el que la plata se transforma en cloruro de plata y el oro en nitrato de oro, estos son los concentrados que se obtienen; a través de este proceso se separan los metales que luego se utilizan en la metalización a través de otros químicos como el bisulfito de sodio”, explicó Funes. 


Según Funes, y algo muy común en las joyerías, con este proceso de refinación se puede llevar a una pieza de oro de 14 kilates a 24 kilates (oro puro). También para el tratamiento de piezas deterioradas que pueden ser reaprovechadas o trabajadas nuevamente. 


De acuerdo a la fuente, su mayor mercado lo encuentran en los mineros artesanales que necesitan procesar el material que destinan para piezas de joyería. “Hace unos años atrás el 80 % de las piezas eran de oro, hoy por el valor del metal y también la inseguridad, lo que domina es la plata”, comentó José María. 


Actualmente las expectativas de estos hermanos está centrada en el fomento de la minería artesanal por parte del Gobierno, en el que hay muchos proyectos destinados a la joyería artesanal que puedan requerir de las bondades de la refinación.