“Pensé que iba a pasar mucho tiempo para que este sueño se pudiera lograr”. La frase es de Carlos Cámpora, abogado de la Asociación Obrera Minera Argentina (AOMA) y uno de los ejes en la concreción de la nueva planta de secado de tomates en Jáchal.

Iniciativa de la minera Barrick con la colaboración del Gobierno de la provincia, la Municipalidad de Jáchal, la Asociación de Productores Agrícola Ganaderos de ese departamento y la exportadora Prune, la planta fue oficialmente inaugurada hace tres semanas (ver aparte).

El cambio cultural que debió hacerse en los pobladores para implementar el proyecto fue uno de los grandes desafíos que tuvo que afrontar el area Desarrollo Sustentable de la minera. Es aquí donde la intervención de Cámpora fue vital. Abogado tanto de AOMA como de Prune, Cámpora contaba con la experiencia indicada sobre la industria minera y agrícola. En cierta forma, él se convirtió en el nexo entre las empresas intervinientes y la comunidad.

“El proyecto dará a Jáchal la posibilidad de salir del monocultivo -de cebolla- y lograr un producto con un mercado internacional indefinido. Hacer que la gente pudiera entender esto fue un largo proceso. Cambiar sus costumbres sobre sistema de riego, incorporación de tecnología moderna y confianza en el asesoramiento permanente del agrónomo no fue tarea fácil”, explicó Cámpora, quien también detalló que México y EEUU serán los principales mercados de este producto.

El proyecto se inició hace tres años con la realización de pruebas piloto. “Lo que debíamos lograr era un tomate de buena calidad con alto rendimiento”, detalló Miguel Greco, superintendente de Desarrollo Sustentable de Barrick.

Ello supuso la participación inicial de productores de Iglesia a través de la Cooperativa El Porvenir, luego se continuó con la Asociación de Productores de Jáchal y a posteriori se incorporó la gente de una cooperativa de Tudcum. Es por eso que al predio llegan tomates tanto de Iglesia como de Jáchal, una inteligente manera de evitar los altos costos de flete y ser competitivos en el mercado actual.

En términos generales, el emprendimiento tiene capacidad para procesar unos 2 millones de kilos procedentes de cincuenta hectáreas distribuidas en Jáchal e Iglesia. En cuanto a sus aspectos técnicos, el predio cuenta con una planta de tratamiento de líquidos cloacales y una playa de secado emplazada en tres hectáreas cubiertas con canto rodado de unos 10 centímetros de espesor.

Una particularidad de esta iniciativa es la alta inserción de mujeres en las tareas de laboreo. De hecho, un gran porcentaje de la gente trabajando en el emprendimiento corresponde a mujeres. De acuerdo a Miguel Greco, “en este tipo de establecimientos agroindustriales el trabajo de la mujer es muy valorado por su sutileza a la hora de la manipulación de materias primas. Esto nos permitió resolver uno de los desafíos que afrontamos en la implementación de nuestras políticas sustentables, como la incorporación del género femenino a una actividad compleja como la minería”.

Gran parte de las mujeres que trabajan en el emprendimiento tienen hijos o son jefas de familia. Sus historias son similares y en ellas está presente la necesidad como punto en común. Fabiana Luna, por ejemplo, tiene 24 años, un chiquito de 5 e integra la camada de las más jóvenes en la planta.

La chica vive a tres cuadras de la iglesia de Tamberías y en bicicleta llega desde allí al emprendimiento cada mañana. Su trabajo consiste en la minuciosa tarea de colocar las mitades de tomates de cara al Sol. “Ahora puedo ayudar a mi familia y pensar en un futuro para mi hijo. No tienen idea de lo importante que es para nosotros tener la oportunidad de trabajar”, resumió Fabiana.

La gente contratada por Prune trabaja en dos turnos (de 7 a 12 y de 15 a 18:30 horas) y tuvo el beneficio de haber sido inscripta en la AFIP para facturar por sus tareas laborales.