El consumo de la comida chatarra produce obesidad a grandes y pequeños y lo más terrible vuelve menos inteligentes a los niños; una dieta basada en panchos, papas fritas de bolsa, galletas y pizzas en niños menores de tres años provoca daños en el cerebro hasta el punto de provocar la disminución del coeficiente intelectual.

Las papas fritas, la pizza, las hamburguesas, los panchos, los dulces, el chocolate, las gaseosas y otros tantos menús que nos encantan pertenecen al grupo de la comida chatarra. Pero ¿qué es la comida chatarra? Hemos escuchado esa expresión en miles de oportunidades, aunque no todos sabemos qué significa. La expresión "comida chatarra" fue creada por Michael Jacobson, el director del Centro para la Ciencia en el interés público, en 1972 y designa así a todos aquellos alimentos que no poseen valor nutricional, es decir, que no nos aportan nutrientes. Lo único que nos suman son muchas calorías, sal, azúcar y grasas para el organismo, por eso es que la comida chatarra es muy poco saludable. Si nuestra alimentación se basa en el consumo excesivo de este tipo de comidas, los resultados pueden ser realmente peligrosos: podremos desarrollar obesidad, colesterol alto y deficiencias cardíacas, entre otras enfermedades. Sin embargo, a pesar de que sabemos qué es la comida chatarra y las consecuencias negativas que tiene para con nuestra salud, nos resulta difícil no caer en la tentación de probar alguna de ellas. Esto pasa porque la comida chatarra nos conquista por dos motivos. En primer lugar, porque son alimentos muy sabrosos y hasta adictivos. ¿Quién puede negarse a un plato de papas fritas? ¿O una pizza? En segundo lugar, porque son muy fáciles de preparar o conseguir a través del delivery. La oferta alimenticia y la enorme cantidad de publicidad que con respecto a los alimentos para niños suelen invadir el mercado televisivo y radial, apuntando a captar la mayor cantidad de niños que se encuentren frente al televisor, radio o PC. Estos alimentos muchas veces no suelen ser tales, ya que pueden estar fabricados con productos que quizás no sean del todo buenos para su crecimiento. Jugos en polvo, dulces, golosinas, meriendas y demás, que más allá de ser deliciosas y de que los niños las quieran en todo momento, deben ser suministrados a éstos con total moderación, dado que no son el alimento adecuado para su crecimiento. Esto puede afectar en su salud, dado que no contribuyen en nada para una dieta balanceada y cuidada como debe de ser. Muchas veces los padres prefieren comprar en el kiosco una golosina, una merienda, un chocolate o un dulce, junto con un refresco, para poder agilizar el día, sobre todo antes de irse al colegio, cuando el tiempo del desayuno no ha sido suficiente. Parece ser la salida más rápida a que el niño "coma algo". Pero lejos de ser así, estas actitudes sólo contribuyen a un mal desayuno, y no deben convertirse en un hábito. Por otro lado, está la actitud de los niños. Ellos siempre van a querer que sus padres le compren todo lo que ven por la televisión, van a querer llevar al colegio la merienda "de onda" y van a hacer lo imposible por que esto sea así. De lo contrario, muchas veces se encaprichan. Es por esto que es bueno que entiendan, que sólo en ocasiones especiales éste será su desayuno, muy pocas veces, acostumbrándolos a la comida sana, a tomarse el tiempo debido para alimentarse, entre otros hábitos saludables.

Sí, lamentablemente lo rico es lo que más engorda y hace mal. Pero por nuestra salud debemos consumir lo menos posible de comida chatarra y aumentar nuestro consumo de frutas y verduras, que son sanas y deliciosas al mismo tiempo.