Estamos en verano y la retirada del pañal es un clásico de esta época. Dos eventos que van ligados porque la temperatura ayuda en el proceso, pero no es determinante.
El control de esfínteres es una situación que en ocasiones despierta mucha angustia en los padres y llega a originar situaciones de tensión con los hijos; incluso se presta a competencia entre otros niños de la misma edad, calificando de esta forma el grado de desarrollo psicomotor, obediencia, estimulación, etc.
Muchos niños tratan de entender por qué sus padres, de repente, les quitan el pañal y por qué quieren que ahora lo hagan todo en otro sitio.
Ahora bien, ‘el control de esfínter en los niños está determinado por la edad y la madurez psicomotriz’, aclara la Dra. Vanesa Gonzáles, pediatra. ‘El tiempo o edad no lo podemos determinar los padres, es el niño/a quien da muestras de que está en condiciones de empezar a controlar sus necesidades. Por más que el verano se presta como una estación adecuada para realizar esta tarea, si el niño/a no está maduro no podrá realizarse’.
Ellos nacen y el pañal lo colocan los padres porque son inmaduros para el control de esfínter. Como regla general podemos establecer que a partir de los 2 años o 2 años y medio, pueden solitos empezar con este proceso, sin obligarlos. Pero cuando los adultos quieren apurar u obligar a dejar el pañal, antes de determinada edad, es muy frustrante pudiéndole causar problemas patológicos. Las enfermedades más comunes que podemos observar cuando este proceso no se lleva debidamente son dos: ‘La constipación y ser retentivos con la orina o materia fecal. Para este aprendizaje, los pediatras aconsejamos en no colocar penitencias o prometerles ciertas cosas para que ellos accionen, es lo peor porque logran el control de esfínter pero con serias consecuencias a largo plazo, inclusive hasta de adultos’.
Entonces, no existe una edad determinada, sí un rango de edad donde los padres pueden acompañar al niño en esta tarea. Ese rango abarca desde los 18 meses hasta los 4 años. Esta acción del niño se compara con el caminar, es individual, de cada uno y depende de su propia situación psicológica y psicomotriz.