Finalizó en Mendoza el Simposio Técnico Frutihortícola organizado por el Ministerio de Producción, Tecnología e Innovación, ProMendoza, INTA, ISCAMEN e IDR, en el marco de las XIII Jornadas de Actualización y Comercialización Frutihortícola. Durante 2 días, más 350 productores y empresarios del sector participaron de disertaciones y paneles de discusión de actualización técnica y comercial, centradas en la calidad y el conocimiento de las tendencias de mercado como requisito indispensable para el crecimiento de la frutihorticultura local.
En su segunda jornada, las disertaciones se basaron en la actualización de normativas, poniendo especial énfasis en los procedimientos cuarentenarios para la producción y exportación de frutas y hortalizas. En este sentido, los especialistas se centraron en los sistemas de mitigación de riesgos, tomando las problemáticas de mosca de los frutos y Lobesia botrana.
Por otra parte, se expusieron los temas de buenas prácticas agrícolas y de responsabilidad social empresaria aplicada al agro, aspectos, ambos, que influyen en la incidencia que pueda tener nuestra producción frutihortícola en los mercados mundiales.
En lo concerniente a Buenas Prácticas Agrícolas (BPA), revistieron especial interés los avances aportados por la Ing. Agr. Liliana Troilo, de la EEA Mendoza INTA, respecto a las nuevas actualizaciones que tendrá el protocolo de Global Gap y que regirán desde enero de 2011. Según lo expuesto por Troilo, se pueden resumir las exigencias de los actuales mercados en los siguientes términos: "confiabilidad, inocuidad, higiene, rastreabilidad, seguridad, e información al consumidor". Los protocolos que deben cumplir las empresas exportadoras de frutas y hortalizas, para cumplir con las mencionadas expectativas de sus clientes, contarán con un plazo máximo de 5 años para la implementación de las BPA.
También en esta segunda jornada del Simposio se habló sobre Responsabilidad Social Empresaria. El Ing. Agr. Gustavo Secilio de la ONG EticAgro explicó que actualmente existen protocolos de certificación ligados a la cuestión medioambiental y ética. Mencionó como ejemplo el caso europeo, "donde entre el 5 y el 7 % de empresas de la UE certifica su producción bajo algún protocolo de Comercio Justo". Entendiéndose Comercio Justo por "un sistema integral que tiene por finalidad el desarrollo sustentable para productores excluidos y desfavorecidos, a través de la implementación de condiciones comerciales más justas y equitativas.