Esta época del año es la más conveniente para realizar los transplantes en el jardín. Estos cambios pueden ser por motivos fundamentados, por ejemplo el gran desarrollo de una planta o porque el lugar no es el apropiado. Pero hay otros motivos estéticos que se valen de argumentos, por ornamentación, una construcción, un cambio de maceta o simplemente porque lo deseamos. Estos varían si son en tierra o de una maceta a otra. Lo cierto es que cuando la savia deja de trabajar, estamos en el momento oportuno para realizar esta tarea. Lo más importante que debes recordar es que transplantar una planta podría ser algo parecido a practicar una operación a una persona. Si está bajo anestesia, no sufrirá ningún dolor, pero si está despierta, no pasará uno de los mejores momentos de su vida. Por ello es fundamental que la planta este en su letargo, de ese modo no sufrirá. Los transplantes varían según la especie, ya que no todos en invierno se encuentran en descanso. El mejor periodo para llevar a cabo esta práctica es desde el invierno (sin heladas, ni zondas) hasta que empieza a hacer calor.
Tanto el hoyo de plantación como una buena composición de suelo es lo mejor que le puedes proporcionar. El transplante será más fácil y tendrá mayor probabilidad de éxito cuanto más joven sea la planta y menor sea su desarrollo y dimensión. Por otra parte, hay especies que aceptan mejor que otras un transplante. Las especies más sensibles suelen ser plantas de crecimiento lento que desarrollan un sistema radicular amplio y profundo. En caso de tratarse de una planta de gran dimensión, un árbol adulto o una especie sensible a los transplantes, se aconseja solicitar los servicios de profesionales especializados.
Cuándo y qué especie transplantar
Hay momentos del año que resultan más adecuados para realizar el transplante, aunque siempre hay que observar el clima reinante.
Finales de invierno – principios de primavera: Para las plantas herbáceas y para arbustos y árboles de hoja perenne, siempre teniendo en cuenta que a principios de primavera la planta no haya iniciado su explosión vegetativa.
Fin de otoño e invierno: Para arbustos y árboles de hoja caduca, es la época más acertada, una que vez la planta ha perdido sus hojas e iniciado su período de reposo vegetativo.
Preparación previa
Antes de iniciar el transplante se debe podar la planta hasta un tercio de su tamaño aproximadamente. La poda se hace para compensar el recorte y pérdida de raíces que sufrirá la planta en el transplante.
Este paso es importante puesto que si no se realiza la poda, es posible que las raíces que queden tras realizar el transplante no sean capaces de alimentar toda la parte aérea de la planta provocando su muerte.
Fases de transplante
1º Marcar una circunferencia. alrededor de la planta tomando cómo diámetro la extensión que tenían las ramas antes de ser podadas. Para marcar la circunferencia se puede utilizar una pala.
2º Cavar una zanja. Hacer una zanja profunda alrededor de la circunferencia soltando las raíces que quedan agarradas en la tierra. Finalmente se cava bajo el cepellón, introduciendo la pala y cortando las raíces leñosas que haga falta. La profundidad a la que se debe recortar el cepellón depende de la dimensión de la planta.
3º Traslado de la planta a su nueva ubicación. Para dañar lo menos posible a la planta se la puede tumbar de lado para sujetarla del cepellón. Una vez sujeta, se levanta de la tierra y se posa sobre una tela de arpillera, colocando la planta recta y centrada en la tela. Finalmente, trasladar la planta tirando de la tela con la ayuda de varias personas si el cepellón es grande y pesado.
4º Cavar el hoyo de plantación. Se cava un hoyo de doble de ancho e igual profundidad que el cepellón. El cavado se debe realizar respetando las distintas capas del suelo y separándolas para mantener su posición inicial al rellenar el hoyo. Se deben eliminar las hierbas adventicias de la capa superior del suelo.
5º Colocar la planta en el hoyo. Se incorpora la planta en el nuevo lugar y se va rellenando el hoyo de tierra mientras se mantiene la planta recta. Al rellenar el hoyo se debe incorporar la tierra respetando la posición y estructura inicial de las capas del suelo. Una vez relleno el hoyo, compactar el suelo con el talón para eliminar bolsas de aire.
6º Riego y acolchado. Regar abundantemente la planta y si se necesita mantener la humedad del suelo, incorporar un acolchado o mulching alrededor de la planta.
Consejos útiles
– Regar antes del transplante: Conviene humedecer el pan de tierra un día antes para que no se rompa.
– Para transplantar de una maceta a otra más grande se debe tener presente: Conservar sano el pan o cepellón de la planta. Si las raíces se adhirieron a los costados de la maceta, pasar un cuchillo de hoja larga para despegarlas. Luego, invertir la maceta, tomando la base de la planta entre los dedos, y dar un golpe seco pero suave en el borde. Si el pan no sale con este procedimiento, se recomienda romper el recipiente con una masa o martillo. Los pedacitos de maceta rota pueden usarse en el fondo de la nueva para facilitar el drenaje. La nueva maceta deberá ser dos o tres veces más grande que la anterior, con un agujero para drenaje en el fondo.
– Para que las raíces nuevas puedan desarrollarse con vigor: el sustrato a incorporar deberá ser rico en materia orgánica y suelto, con esto evitamos la compactación. La mezcla ideal es tierra negra, humus de lombriz, resaca, turba, un poco de arena gruesa, restos orgánicos descompuestos y perlita que contribuye a la aireación.
– Para acomodar la forma de un arbusto transplantado: Se recomienda hacer un despunte del 10 al 20% del largo de las ramas y cortar las ramas secas y quebradas o enfermas.

