Las horas de sol sanjuanino y su calidad -las estadísticas indican que en la provincia hay un promedio de 9 horas de sol al día y un mínimo de 300 días de cielo descubierto al año- son un aliado incondicional para que ésta sea una tierra más que apta para la producción de alimentos desecados. Tomates secos, higos deshidratados, manzanas, ciruelas, duraznos berenjenas desecadas son algunos ejemplos locales que demuestran que no en cualquier lugar del territorio nacional se cuenta con esta "bendición radiante” de la naturaleza.
Una verdadera "fiesta del sol” que permite, en una sencilla práctica, eliminar el agua de frutas y hortalizas, lo que disminuye el riesgo de contaminación (reduce su carga microbiana) y aumenta la vida útil del alimento.
Para el chef Carlos Echegaray este tipo ingredientes, más allá de ser parte de la moda impuesta por la cocina gourmet, es una opción ideal al alimento fresco. "Las frutas y verduras desecadas que se obtienen en la provincia son de una altísima calidad. Su consumo es fundamental en muchos sentidos ya que conservan intactas las propiedades del alimento pero además al exponerse al sol, se potencian sabores, olores y colores.
Como si fuera poco, se puede recurrir a ellas cuando ya se terminó la temporada”, explicó el profesional, un experto en cocina sanjuanina, que da cátedra en la Tecnicatura Superior en Gastronomía en el Instituto San Nicolás de Bari, pero también es docente en la carrera que se dicta en la Universidad Católica de Cuyo. Carlos Echegaray es el "maestro de cocina” que todos los años tienen las candidatas a reina en la Fiesta del Sol, en el proceso de capacitación para acceder a la corona.