Sin dudas que las películas hollywoodenses colaboraron mucho para darle a Nueva York el status de destino imperdible para despedir el año y recibir el nuevo. Es por eso que en diciembre se produce la llegada de miles de turistas, ya sea de Estados Unidos como del resto del mundo. El motivo, la celebración de Navidad y fin de año, además del romanticismo que despierta.

En los Estados Unidos, las fiestas de Navidad comienzan justo después de la fiesta de "Thanksgiving", el tercer jueves del mes de noviembre. El sábado siguiente a esa fecha, se celebra una cabalgata espectacular en la ciudad de Nueva York en la que el "Papá Noel" llega a la ciudad señalando la entrada de la Navidad.

Las actividades típicas del mes de diciembre entre los neoyorquinos es comprar los regalos de Navidad o de Hanukah y asistir a recepciones y festejos alusivos.

La víspera del Año nuevo, la Nochevieja, todos los restaurantes de la ciudad albergan fiestas y están llenos para celebrar. Sin embargo, el más importante de los festejos es sin duda, la de Times Square.

Hay mucho para conocer de esta ciudad en sus aproximadamente 480 kilómetros cuadrados de superficie. Está dividida en cinco barrios ("Boroughs"). El más conocido de ellos es Manhattan. Los otros cuatro barrios son Brooklyn, Queens, Staten Island y el Bronx. Todos ellos están conectados a través del metro excepto Staten Island que, como su propio nombre indica, es una isla, por lo que la única forma de acceder a él es a través de un ferry.

La denominada "capital del mundo" es una ciudad viva, rápida y siempre alerta. En Nueva York todo ocurre rápido. Los más de 4.500 autobuses que tiene la ciudad van al límite para llegar a su destino a la hora fijada. Los más de 12.000 taxis de la ciudad (los míticos taxis amarillos) doblan el turno para poder hacer el máximo de carreras posibles, los rascacielos están llenos de trabajadores frenéticos. Sin embargo, esta urbe brinda la oportunidad para pasar momentos de puro romanticismo, en especial para las fiestas de fin de año. Con un frío polar, nieve a pleno, una buena copa de champagne y cena a la luz de las velas, es como sentirse protagonista de una película inundada de romance para esperar el nuevo año.